Pocos colombianos saben que toda la sapiencia jurídica de un colectivo llamado graciosamente "Los Pájaros dormidos" tuvo una participación fundamental en dos procesos que hoy marcan el rumbo del país:

1) El hundimiento, en la Corte Constitucional, de la segunda reelección del presidente Álvaro Uribe y 2) La caída, en el Consejo de Estado, de la elección de la fiscal Vivian Morales.

Sin el aporte, entre bambalinas, de este puñado de abogados no habrían llegado Juan Manuel Santos a la Casa de Nariño, el 7 de agosto de 2010, ni Eduardo Montealegre al búnker de la Fiscalía General de la Nación, el 29 de marzo de 2012.

Contraplano presenta la pequeña historia del equipo que tiene muchas personerías jurídicas de carne y hueso y nació en el 2008, en un desayuno informal, organizado sin agenda previa, en un restaurante del norte bogotano, para departir sobre los acontecimientos de la vida nacional decantados desde la óptica de la jurisprudencia.

La cofradía próxima a cumplir cuatro años desayuna los domingos a partir de las ocho de la mañana, en el local que siempre los acoge. El palique se extiende hasta la una de la tarde, cuando sus protagonistas se dispersan hacia sus residencias, en busca de las viandas caseras meridianas. No hay actas de las reuniones, ni multas para los ausentistas porque todos los socios acuden a la cita con puntualidad inglesa.

"Los pájaros dormidos" han tenido unas jornadas tristes entre febrero y marzo porque La Parca ha llegado a pedirle los bajos para llevarse al abogado y periodista Hipólito Hincapié, uno de los fundadores del centro de estudios que carece de sede propia y no atiende entre lunes y sábado.

A estas aves que resultan de "mal agüero" para los doctores Uribe y Morales no les gusta la reelección. Esta postura hizo que el entonces consejero palaciego José Obdulio Gaviria se levantara y les dejara el desayuno servido. Otro día pusieron a correr bases a los jefes de la U cuando querían elegir mediante convención virtual al "infante" Santos como candidato presidencial.

El gran gurú del ‘nido’ es el jurisperito Clímaco Giraldo, quien desparrama inteligencia y conocimiento en sus tres especialidades: 1) Las altas Cortes. 2) Los descaches con la Constitución y los Códigos y 3) Los complejos asuntos electorales. Le hace la segunda el exviceprocurador Jaime Ossa, quien se encarga de los tópicos concernientes a la Fiscalía y la Procuraduría. Gonzalo Zuluaga, "El Loco", abogado penalista que en los tiempos del MRL fue la sombra de Alfonso López Michelsen, aporta a los desayunos las arepas traídas de Marinilla. Oriundo de Pensilvania, Caldas, se encarga de los aspectos inherentes a la banca y a las superintendencias. También son de la partida, entre otros integrantes, el exministro Saulo Arboleda, jefe del evaporado "turbayismo científico" y co-protagonista del famoso "miti-miti"; el barquero William Calderón, quien en materia noticiosa sabe dónde ponen las garzas, y es un especialista en asuntos parlamentarios, materia en la que hizo la primaria al lado de su paisano neirano Jesús Jiménez, célebre por el debate al efímero ministro de Justicia Víctor Renán Barco, a quien hizo renunciar a los 19 días de su posesión, contra el querer del ministro Cornelio Reyes. Calderón conoció después al exministro Rodrigo Marín con quien hizo la secundaria durante 22 años. La especialización la adquiere, hoy, diariamente, desde el púlpito radial de Radio Súper con el exministro Fernando Londoño; en la columna cotidiana La Barca, de El Nuevo Siglo, y en La Barbería, cerrada temporalmente por cambio de local. La parte jurídica en materia energética y minera la atiende el exsenador Gerardo Cañas, quien se retiró a tiempo del grupo conservador de Fabio Valencia.

La apostilla: "Los pájaros dormidos" se dan sus mañas para alcanzar sus objetivos: Cuando el Consejo de Estado no admitió la primera demanda contra la elección de la fiscal Vivian Morales, sustentada por el exviceprocurador Jaime Ossa, se la volvieron a presentar, pero esta vez firmada por el mensajero y estudiante de derecho de la oficina del doctor Clímaco Giraldo y ahí sí prosperó la cosa.