Alejandro Samper


No recuerdo si fue en La Tele o en El Siguiente Programa, tampoco si fue Martín de Francisco o Santiago Moure quien dijo esta frase: "Primero se extinguirán los colombianos que los cóndores". Eso fue hace unos 15 años. Tal vez un poco más. Cuando este país estaba en manos de la guerrilla y el narcoparamilitarismo, de los carteles de la droga, además de la tradicional política corrupta. También cuando quedaban menos de un centenar de cóndores andinos en nuestro país.
Este año, el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia publicó el informe Basta ya. Colombia: Memorias de guerra y dignidad, en el que hacen un recuento de más de medio siglo de nuestro conflicto, y las cifras son escalofriantes. 220 mil asesinatos documentados, 5 millones 712 mil 506 desplazamientos forzados, 25 mil 7 desaparecidos, 16 mil 340 asesinatos selectivos, mil 982 masacres, 27 mil 23 secuestrados, mil 754 víctimas de violencia sexual y 6 mil 421 casos de reclutamiento forzado, entre otras. Y ahí solo están las denunciadas. Faltan cientos, posiblemente miles de atrocidades. O sea, sí nos estábamos extinguiendo como aseguraron en su momento De Francisco y Moure.
La situación, para muchos, ha mejorado. El DANE dice que hay menos pobreza. El uribismo asegura que ya se acabaron los narcoparamilitares, que ahora solo hay bandas criminales (Bacrim). Ya no están los grandes carteles de la mafia, solo algunos lavaperros agrandados que andan en Lamborghinis por Envigado, salen con reconocidas modelos y gastan hasta 18 mil millones de pesos en caballos. La guerrilla perdió a sus principales líderes y ahora negocian la paz en La Habana con el Gobierno. Hay confianza inversionista. Y la población del vultúrido símbolo nacional ronda los 120.
Lo único que permanece igual y que parece ser el virus que infecta a este país y conlleva a todos nuestros males sigue siendo la corrupción y el mal ejemplo de los políticos.
Para muchos fue un orgullo escuchar al presidente Juan Manuel Santos decir que el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre el mar que perdimos ante Nicaragua "se acata, pero no se aplica". Hasta la oposición aplaudió su posición. A ningún colombiano nos gustó perder ese mar, por culpa de un litigio mal preparado y que tomamos a la ligera por confiados. Ahora tenemos que asumir las consecuencias de ese desastre diplomático que, como dice el jurista Carlos Gustavo Arrieta, podrá aplicarse "en siete o diez años". Sin embargo, están quienes dicen que "hay que buscarle la comba al palo", como Juan Carlos Henao. No el arquero del Once Caldas, que más de un gol con comba le han metido por el palo que él debe cuidar, sino el expresidente de la Corte Constitucional.
Entonces Santos sale a inventarse mapas de ‘zonas contiguas’ donde el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina recuperan sus mares. Acomoda a su favor vacíos legales de la Constitución, de tratados internacionales, de derecho internacional para darnos la sensación de que no se ha perdido soberanía. Y es a "su favor" y no "nuestro", porque ésta es una estrategia reeleccionista. Ya verá el siguiente presidente cómo lidia con este chicharrón, cuando los términos para acatar el fallo de La Haya se acaben.
Con su frase "se acata, pero no se aplica", Santos simplemente hace oficial el deporte nacional de pasarse las normas por la galleta. Acá los narcoparamilitares y los guerrilleros se desmovilizan, se acogen a beneficios y dicen que cumplirán con el compromiso de no volver a delinquir, pero después forman una Bacrim. Acá las empresas saben que deben pagar impuestos, pero buscan la forma de evadirlos. Acá existen normas de tránsito para todos, excepto para policías y algunos funcionarios públicos. Acá hay Ley Zanahoria para los bares, pero hay quienes no acatan la norma.
¿Qué diferencia puede haber entre la posición de Santos con la de propietaria de ese club nocturno en Bogotá donde el pasado fin de semana murieron seis personas? Ninguna. La mujer tampoco acató la norma... ¿y? Le cierran el local... ¿y? Vuelve y lo abre. Mueren personas.... ¿y? Siempre habrá clientes ávidos de rumba después de las 3:00 de la mañana. De un lado el presidente ajusta las normas a su beneficio, del otro la señora del club ajusta las normas locales para reabrir el local. Ya lo ha hecho en otras 13 oportunidades, ¿qué impediría que lo haga una 14?
La soberanía no se defiende incumpliendo leyes, tratados o pactos. Eso solo puede llevar a actos inválidos, ilegítimos e ilegales. Las palabras de Santos pueden ser malinterpretadas y convertirse en una carta abierta para los avivatos. Para los amigos del "vale todo". Para que personajes siniestros como José Obdulio Gaviria, primo y asesor del narcotraficante Pablo Escobar, puedan ser parte de la lista del expresidente Álvaro Uribe al senado. O que Enilce ‘la Gata’ López se pase por la faja al Inpec.
Hoy, 15 años -o un poco más- de la frase de Moure y De Francisco, podrían decir que primero se extinguirán los colombianos de bien que los cóndores. Y eso que los pichones de cóndor se están cayendo de los peñascos donde anidan en el Nevado del Ruiz y mueren.
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