Jorge Raad


El sábado anterior este diario publicó una carta del médico Cristián Camilo Giraldo, que fue titulada: Especialistas mal remunerados, es importante analizar la misiva por cuanto esboza algunos elementos de valor para comprender las actividades formativas a las cuales se someten voluntariamente quienes desean ser especialistas en medicina.
La especialización es una forma de hacer estudios de postgrado. Las otras dos son: la maestría y el doctorado. Cada una de las tres, tiene sus características especiales tanto para el auspicio; las modalidades de vinculación; la dedicación horaria; los mecanismos de trabajo internos y el futuro laboral de los egresados.
Es importante mencionar que un médico puede optar por una, dos o las tres, en forma secuencial ya sea continua o discontinuamente pero es muy difícil en forma simultánea. Los especialistas, los maestros y los doctorados, son necesarios en actividades específicas pero no se deben considerar indispensables para todas las acciones profesionales que requiere el país.
Como se ha mencionado, las instituciones deben ser estrictas, en tener y mantener los profesionales con reconocimiento como especialista, maestro o doctor. A ellos debe exigírseles lo que se comprometieron a hacer y las entidades deben proveer los medios para lograrlo.
Da grima conocer lo que hacen tantos especialistas, maestros y doctores. Tener un profesional con estudios avanzados implica grandes responsabilidades tanto para la institución como para la persona que ostenta el título. De lo contrario hay que preguntar: ¿Entonces, para qué tanto requerimiento para ingresar o permanecer o laborar?
Hacer una especialidad es un trabajo arduo por la disciplina, los estudios, las prácticas asistenciales y la entrega. Todo, absolutamente todo debe engranarse en el concepto de Escuela.
La carta del residente, actualmente nombre anacrónico como el de interno o el de Servicio Social Obligatorio, exhibe verdades como la necesidad de especialistas y además hay que agregar el país necesita más y mejores médicos generales, en esto no se puede dudar. No hay seguridad que el ingreso a los estudios sea una lotería y de serlo así las universidades tienen el deber de modificar el sistema, quizá lo del azar sea por lo reducido de los cupos y ello está en relación directa con los campos de práctica, que deben ser de permanente e inmejorable calidad o que los costos sean tan elevados que se necesite de una lotería para pagarlos.
Los programas de formación, para alejarlos de los exclusivamente técnicos que dan lugar a la barbarie, para especialidades clínicas, quirúrgicas, psiquiátricas y de patología, deben ser estrictos y nunca estar al capricho de un jefe, como injusta y peligrosamente ha sucedido. Y mucho menos hacerlos en consultorios privados sin ninguna evaluación académica extensiva al componente asistencial.
Se ha perdido, lamentablemente, la necesaria dedicación exclusiva, por razones económicas mal entendidas en momentos de lasitud administrativa y académica. Hay que ofrecer todas las ventajas para que el médico en formación pueda cumplir integralmente con sus obligaciones y estar alejado de un horario de oficina, que produce terribles consecuencias en el ejercicio de la medicina.
El médico graduado en formación tiene derecho a una remuneración adecuada a sus compromisos que le permita una vida personal y familiar decente, o sea suficiente. No debe aspirar a salarios de especialista ya formado, que a veces son ridículos, ni estar en posición inferior a un médico en cumplimiento del Internado o del Servicio Social.
Pero lo esencial en los estudios de especialización en medicina son las personas seleccionadas, los programas, el tiempo de dedicación y los sitios de práctica completa y suficiente para ser considerado un especialista, ¡un especialista! Quien debe ser de las más elevadas cualidades personales y tener una formación científico técnica acorde al estado del arte médico vigente.
Finalmente, la responsabilidad para obtener una formación ideal de especialista es tanto de la universidad como de los sitios de práctica, como un Hospital Universitario. Se han perdido las Escuelas en muchas universidades.
Nota: Continúan las confusiones, imprecisiones e improvisaciones alrededor de un Hospital Universitario en Manizales.
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