Jorge Raad


Siempre es absolutamente reconfortante escuchar planteamientos firmes producto del análisis y la convicción de quien los expresa, sin ambages, sin subterfugios y tan nítidos que parecen de extrema sencillez que puede lindar en lo obvio. Así lo hizo Juan Carlos Tedesco la semana anterior en Manizales.
Un tema que permite aproximaciones desde todos los ángulos del conocimiento y del comportamiento es la educación. Del cual se expresan todos tanto doctos como simples ciudadanos que a lo sumo han alcanzado la primaria. Es una cuestión universal que le interesa a todos aquellos que viven y que propugnan por saber más y hacer más y mejor.
Pero en muchas ocasiones la teoría sobrepasa la realidad y por ende las metas se vuelven complejas y distantes, con el agravante que una teoría viene sobre la otras y sobre ésta otra más y así la cadena se vuelve interminable sin llegar a una estabilidad conceptual que implique espera, trabajo, paciencia y evaluación continua para arribar a una educación que satisfaga a toda una sociedad.
Hasta que aparezcan nuevos paradigmas luego de un nuevo estudio profundo y consciente de lo que se quiere obtener. Si en el mundo del ser humano hay algo que evoluciona más rápido que su propio físico y psiquis, son los conceptos y estrategias educativas inmersas en un ambiente que se renueva constantemente alrededor de la mujer y el hombre.
El argentino, de figura bonachona, sin alardes, con un lenguaje preciso, sin titubeos, producto de sus conocimientos y experiencias, condujo un coloquio en la Universidad de Caldas sobre algunos aspectos de la educación. El investigador Juan Carlos Tedesco expresó palabras de un profundo significado social: Adhesión a la justicia y por extensión habló de solidaridad y exclusión, referido todo al compromiso de la educación con toda la sociedad, para cualquier nivel educativo en cualquier punto geográfico y con todos los gobiernos.
Una pregunta que se hacen a diario primeramente los educadores y también quienes administran la educación, los legisladores y los gobernantes, fue ratificada por el maestro: ¿Para qué educar? La respuesta dada por él encierra todo un mundo a veces visible y otras, la mayoría de ellas, invisible: Ética y política. Estos dos componentes, como él bien lo expresa tienen que ir aparejados. Por ética es imperativa la educación así como por decisión política se hace menester favorecerla sin limitaciones de ninguna índole.
La educación no es un asunto de más o menos, medido en un espacio corto de tiempo, ni es algo de resultados mediáticos. No, la educación es un proceso de largo alcance que como bien lo expresa el profesor Tedesco, comienza en la edad más temprana y aunque no dijo nada de la vida intrauterina, definitivamente allí es el inicio de su futuro como ser humano incluyendo el desarrollo del cerebro y sus funciones, todas vitales.
Lo reafirmó el investigador en educación: Los temas concernientes a la educación son de diálogos entre los actores. No pueden ser el resultado de medidas forzosas ni de planteamientos dominantes. Los educadores de verdad no imponen, convencen mediante premisas claras y concisas, lo que se pretende, estando abiertos al cambio de estrategias pero siempre pensando en un rumbo definido. Nada más fácil de enunciar pero complejo para cumplir.
Entre toda su importante plática hay que destacar la connotación del analfabetismo, si se puede enunciar así, científico y digital, como él lo expresa. En ello en el país existen profundas brechas que no se cierran entre los adultos pero entre los infantes y jóvenes se trata de disminuir las diferencias en lo digital como él lo denomina, pero persisten con cierta desigualdad en lo científico.
Finalmente, como se ha repetido incesantemente hay que diferenciar entre educar y formar. A los seres humanos hay que formarlos en muchas áreas y por todos. Formar es una obligación y estudiar es un derecho, de tal manera que formar es un acto solidario y enseñar es un deber.
El investigador Juan Carlos Tedesco expresó palabras de un profundo significado social: Adhesión a la justicia y por extensión se refirió a solidaridad y exclusión, referido todo al compromiso de la educación en cual punto geográfico y con cualquier gobierno.
Nota: ¿Y, el Hospital universitario dónde está? ¡Se les olvidó!
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