Alejandro Samper


Le escuché al periodista Mauricio Vargas una anécdota del presidente Carlos Lleras Restrepo, que de cierto modo terminó en nuestro atraso vial. Contó que en 1967 el país enfrentó una devaluación masiva del peso, ordenada por el Fondo Monetario Internacional. Esto obligó a que muchos de los planes de desarrollo que se tenían para Colombia tuvieran que cambiar. Cuando le preguntaron sobre el plan vial de ese entonces -que dicen era muy ambicioso y proponía verdaderas autopistas- el mandatario le dijo a sus asesores: "mijitos, hay que acortar para alargar".
La medida consistió entonces en recortar los carriles de las autopistas a dos, con el fin de hacer carreteras más largas e intentar llegar a esos sitios donde, como candidato, Lleras Restrepo prometió vías. Esas son las mismas que tenemos hoy en día, carreteras de 1967 que no se han modificado. Trazados inverosímiles, peligrosos, angostos, llenos de curvas, pendientes y cruces. Pero cruces de muertos. El viaje entre Manizales y Mariquita bien podría ser un camposanto.
Carreteras quedadas y en mal estado que incrementan el precio de los fletes, por ende el precio de los productos que transportan las tractomulas. Rutas que no garantizan que los alimentos que se mueven de una región a otra estén frescos.
Pero volviendo a la anécdota de Carlos Lleras Restrepo, su frase encaja en las alcaldadas de Jorge Eduardo Rojas y las decisiones de algunos miembros de su despacho. Esta semana el secretario de Tránsito y Transporte Juan Felipe Álvarez expuso lo que motivó la decisión del Pico y Placa en Manizales a partir del próximo 20 de enero, y señaló que la poca capacidad de las vías era una de las razones. Si nuestras calles y avenidas no son capaces de albergar tanto carro, ¿por qué reducir los carriles de la Avenida Santander?
Dicen los defensores de este bulevar que es para beneficiar a los peatones. Sin embargo, la encuesta telefónica que hizo esta secretaría indica que solo el 2% de los ciudadanos camina para desplazarse de un lado a otro. O sea, andenes más anchos para personas que no caminan y vías más angostas para un parque automotor desbordado. O al menos así lo ven en la Alcaldía.
Viendo los tramos de las avenidas Santander y Paralela que la secretaría de Tránsito dice que son críticos, pues la velocidad se reduce hasta en un 73,4% en las horas pico, son sectores que curiosamente no tienen bahías para que el transporte público deje o recoja pasajeros. Y donde más taco se forma, curiosamente, es donde hay señalización de prohibido parar. Vayan por el sector de Confamiliares de la 50 y lo verán. El problema lo arman los buses, no los particulares a quienes van a castigar.
Más adelante, en el túnel de la 52 (otro sector detectado como problemático), también hay trancón. ¿Culpa de las busetas? ¿De los particulares? ¿De los taxistas? El problema ahí es de infraestructura. La Avenida Paralela desemboca en ese punto en un cruce múltiple donde hay una glorieta angosta y un túnel donde dos carriles pasan a ser uno. ¡Es un embudo! Pero entiendo que la culpa es de los particulares. O al menos así convencieron al secretario de Tránsito y al alcalde Rojas los taxistas.
Ayer, a las 7:39 de la mañana (hora pico para la secretaría de Tránsito), sobre la Avenida Santander, entre el Centro Médico Palogrande y El Triángulo, circulaban cuatro busetas de Socobuses -laterales F 3084, H 3044, F 2886 y F 3047- con rutas iguales o similares. Ninguna iba llena. Todas iban a paso paquidérmico. Paraban aquí y allá, se dejaban adelantar de sus colegas para repartirse los pasajeros... Finalmente, en el semáforo de Plaza 51 se encontraron las cuatro con otras tres busetas de otras empresas y otras rutas. Juntas hicieron una fila de más de una cuadra. El jueves, a la misma hora, fue una situación similar, y el miércoles y el martes, también. Hice esta tarea jarta durante la semana, ¿y así el secretario Álvarez me quiere hacer creer que el problema es de los particulares?
Tras recorrer los tramos críticos que llevaron a tomar la decisión del pico y placa me encontré con que el problema del tráfico en Manizales no es de los particulares. Es la mezcla de falta de infraestructura (paraderos adecuados, bahías, señalización y vías en buen estado), con la falta de control del transporte público (paran donde quieren, circulan a velocidades ridículas -o muy lento o muy rápido, sobre todo por la Avenida Alberto Mendoza-, hay sobre oferta de buses y taxis circulando), y la pobre educación de los ciudadanos (no respetamos los paraderos). Pero la culpa es de los particulares. Sobre todo los de los estratos cuatro, cinco y seis según la encuesta de Tránsito (los más reacios al Pico y Placa). Que también son los estratos que más pagan por obras de valorización en la ciudad.
José Clopatofsky -editor de la revista Motor, conocedor de temas de vehículos y duro crítico de medidas como esta-, ha escrito en más de una ocasión que el Pico y Placa contribuyó al incremento del parque automotor en Bogotá (artículo Pico y Placa. Revista Motor, 30 de junio de 2004). La gente se compró una moto o cambió su carro de $30 millones por dos usados de $15 millones con placa diferente. Todo para poder circular libremente, que además, es un derecho constitucional (Artículo 24).
Estas alcaldadas y medidas chichipatas ("cortar para alargar") solo llevan a disparates. Qué sucederá cuando una vez implementado el Pico y Placa varias personas decidan tomar un taxi con un mismo rumbo. Tengo entendido que eso está prohibido, lo de los taxis colectivos. Para evitar la multa, ¿valdrá la excusa de la ecología? ¿De la economía? ¿De que ese día no podía sacar mi carro y compartí taxi con unos vecinos?
El tráfico en el Centro Histórico es caótico, pero no por la circulación de particulares. Es por la proliferación de vendedores ambulantes en las aceras que obligan a los peatones a tomarse la vía. Además, por allí pasan motos y bicicletas, a pesar de que está prohibido.
Y las motos, muy orondas, podrán circular sin problema. Al parecer son invisibles para la Alcaldía y no contribuyen a la congestión vehicular de Manizales. Habrá que recordarle al encargado de esta cartera que hace poco él dijo que hasta el 31 de octubre de este año, siete de cada diez accidentes de tránsito que ocurren en la ciudad involucran a un motociclista. Seguramente se le pasó por alto o el secretario Álvarez tiene pico y placa mental.
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