Jorge Enrique Pava


Se posesionó el nuevo gerente de la Corporación Cívica de Caldas. ¿Y cuáles son sus prioridades? Lo dice claramente: "investigaciones como la contratación de las sillas del estadio y veedurías como la del Macroproyecto San José…". ¿Acaso no sabe que existe un proceso penal por las sillas del estadio en el cual han quedado manifiestos los intereses personales, mezquinos y direccionados de sus nuevos jefes? ¿Acaso no sabe que el cargo que entró a ocupar no es más que un instrumento de retaliaciones, envidias, señalamientos infundados, persecuciones aleves, macartizaciones perversas y destrucción de personas, empresas y proyectos? ¡Ojalá sí lo sepa y, acudiendo a su entereza y buen juicio, sepa limpiar esa corporación de tanto vicio!
Debería empezar tocando temas más delicados -y sobre los cuales hemos aportado pruebas suficientes- como las contrataciones perpetuas en la Chec; los contratos perversos de Pilar Joves en la ILC y en el Fondo Mixto de Caldas; los contratos amañados, ilegales y direccionados del gobernador Emilio Echeverri con la Federación Nacional de Cafeteros en su último día de gobierno; o el fraccionamiento de contratos en Inficaldas durante la fugaz gerencia de Luis Bernardo Ocampo. Y que no sea que por tocar estos y otros cuantos procesos ilegales que se han firmado con el mayor desparpajo y el encubrimiento de su misma corporación, la junta declare que ya también cumplió su ciclo, y lo obligue a renunciar.
Pero, ¿qué tienen estos procesos que la CCC se ha negado a enfrentar, y sobre los cuales guarda un silencio absoluto? Pues intereses de sus asociados o directivos y participación directa o indirecta de los mismos. ¡Qué tristeza! Los adalides de la moral, los fustigadores de pecadores, los portaestandarte de los manejos cristalinos, y los Torquemada de la región cerrando los ojos y cayendo en un amancebamiento fétido con la corrupción y con los oscuros comportamientos de individuos que se creen con la autoridad para señalar al semejante por nimiedades, cuando se ahogan en su propio estiércol.
El nuevo gerente, Luis Fernando Mejía Franco, deberá entrar a develar a quienes se han arropado en la CCC para protegerse ante la sociedad y la justicia, pero que tienen muchas explicaciones que dar por sus actos ilícitos o por conflicto de intereses. Si las prioridades que tiene el nuevo gerente de la CCC son procesos ya surtidos en los correspondientes órganos de justicia, o continuar con la arrogancia institucional de querer suplantar los órganos de control en otros cuantos proyectos, pues le espera una triste y lánguida gestión. Porque el problema de la CCC no es el gerente. El problema es que se convirtió en el albergue de la prepotencia, el desafuero, el odio, la intriga, la venganza, la persecución personal, el señalamiento infundado, la destrucción familiar y personal, y se arrogó las funciones de una nueva inquisición que les decreta la pira a sus enemigos sin miramientos éticos ni morales.
Porque hablar de la Corporación Cívica de Caldas hoy, es como hablar de mezquindad ética. Es como hablar de la Contraloría General de la República; es decir, de comportamientos oscuros. Y veamos un solo caso donde parecen haberse confabulado estas dos entidades: el del ex gobernador de Caldas, Emilio Echeverri Mejía.
Tanto para la Contraloría General como para la CCC el cuatrienio paquidérmico de Emilio Echeverri desapareció de sus registros. Y por más que hemos denunciado y evidenciado contrataciones ilegales, irregulares y nefastas, han guardado un silencio cómplice y una indiferencia perversa. Por el contrario, lo premió la contralora Morelli nuevamente con el contrato 004 de enero 17 de 2012, por valor de 207 millones de pesos, más viáticos, para "asesorar a la Señora Contralora General de la República, en diferentes temas sometidos a consideración del Despacho.", como si dentro de la nómina de la Contraloría no existieran personas realmente capacitadas para prestar una asesoría profesional real.
Y mientras allí queda en evidencia la existencia de una nómina paralela millonaria de la cual hace parte nuestro inmaculado ex gobernador Emilio Echeverri, aquí la CCC guarda en sus anaqueles del olvido las denuncias que se han hecho en su contra. ¿Coincidencia? ¡No! Mientras la CCC se preste para proteger al "asesor" de la contralora general, la Contraloría seguirá prestándose también para proceder en contra de sus enemigos y para utilizar las normas y procedimientos especiales para inculpar inocentes, y encubrir las fechorías de sus aportantes y aliados. Es un juego de doble vía que, además de peligroso y delicado, está llevando a un estado de pánico administrativo y a muchos inocentes a que se le arrodillen a la CCC, porque se sienten amenazados judicialmente y extorsionados moralmente.
Pero tenemos la esperanza de que este contubernio se termine pronto y de que el nuevo gerente sepa recuperar la confianza en la institución. El prestigio de la contralora Morelli está decayendo vertiginosamente, gracias a las denuncias de la prensa y a que sus desafueros no pueden pasar desapercibidos ni impunes eternamente. E igualmente le sucede a la CCC: la credibilidad está perdida; las evidencias de su perversidad son el pan de cada día; y lo mucho que esconden sus dirigentes muy pronto quedará al descubierto. Mientras tanto, esperamos no tener que seguir luchando contra la corriente y exponiéndonos a esa persecución mortal instaurada por la CCC en contra de los inocentes, para ocultar a los verdaderos culpables de nuestra debacle. ¡El nuevo gerente tiene la palabra!
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