Camilo Vallejo


A veces queriendo y a veces sin querer, Manizales se fue convirtiendo en un lugar contado en Internet. Primero fueron los empresarios más jóvenes quienes tomaron la iniciativa de proponer la web como un medio para vender la ciudad desde los productos y los servicios que ofrecía. Más tarde, diseñadores, publicistas, profesionales en arte y otros dedicados a la representación de ideas, le fueron abriendo espacios a sus formas de vivir y narrar la ciudad por fuera de los lenguajes tradicionales, cansados de servir solo al ánimo empresarial, e impusieron nuevos usos en la red. Lograron que Manizales, antes que ser vendida, fuera allí imaginada, narrada y propuesta.
Hoy se ven páginas de fotógrafos que muestran historias urbanas con sus imágenes, portales que avisan que la ciudad tiene un trasegar artístico alterno, redes que impulsan jornadas de diseño y muestras de arte, blogs de los que se hacen periodistas por un momento para hablar de la Manizales que falta por contar, que opinan, denuncian y visibilizan lugares y personajes sin pedir permiso o aprobación.
Para tomarnos en serio esta corriente en la ciudad, hay que comenzar por superar el mito de que las nuevas generaciones, por su uso del Internet, son superficiales. Se tiende a concluir que no profundizan, no generan contexto, no construyen relaciones interpersonales, son dispersas, y que por lo mismo sus propuestas de ciudad y sociedad en la web son deficientes.
Hay que rescatar que la forma de construir conocimiento, cultura y ciudad no es única y sobre ella no hay una última palabra; puede ser de muchas maneras, puede reinventarse y revalorarse según el tiempo y según los significados que se le den desde las herramientas y prácticas del momento. En otras palabras, si hoy el Internet está proponiendo otras formas de pensar la ciudad, puede que todo lo que hoy llamamos "superficial" sean actitudes hacia un conocimiento urbano que integra disciplinas, que parece distraído pero que construye en simultáneo, que no cree que la profundidad sea quedarse en la mirada ególatra de una sola ciencia.
Porque Manizales ya no es la que mata el tiempo vendiendo cosas, sino la que también lo hace vistiéndose de imágenes; ya no es tanto la que cuenta historias con textos sino la que lo hace, al tiempo, en videos y fotos. Ahora la educación y la salud no son solo temas de expertos, sino también de diseñadores y publicistas. Puede que ser buenos manizaleños es ser muchas cosas al tiempo, como en Internet, y no solo buenos padres de familia.
Valorar si una forma de construir la ciudad es buena o mala desde ciertos parámetros definidos, e inamovibles, no es nuevo; en Manizales lo hemos hecho una y otra vez, descartando todas las expresiones que no concordaban con el derecho, la política (electoral-tradicional) y la "alta cultura", en un primer momento, o con la economía y los valores de empresa, después.
Así hemos juzgado los métodos de producción de conocimiento o de cultura de grupos marginados, rurales y alternos, asegurando que ellos representan menor capacidad, menor rigor o incluso ignorancia o falta de educación; siempre induciendo que lo verdadero, lo que vale, son las formas tradicionales de producción y difusión. En ese mismo escenario es que son enjuiciadas las propuestas virtuales de hoy.
Hay que advertir que, además, los sectores sociales que definen y manejan los parámetros con los que se determina si una expresión es "idónea" o "deseable", los afirman todas las veces que sean necesarias para no perder un lugar privilegiado del que gozan. Los medios tradicionales no quieren perder el control de la información, los científicos y académicos no quieren que cualquier cosa sea ciencia o conocimiento, los ilustrados quieren seguir legislando los patrones de la cultura, los empresarios quieren seguir definiendo qué es desarrollo.
Todos ellos se valen de mantener intactas las formas de producción de conocimiento y cultura en la ciudad. Suele pasar que cuanto más incapaces son de insertarse en los nuevos lenguajes, más proclives son a invalidarlos. Y contar la ciudad en Internet, con diseño, arte y algo de periodismo alternativo, es lo que más los reta y los pone en entredicho; por eso son quienes en general critican y enjuician.
Esto no significa que debamos perder el sentido crítico de lo que se hace en Internet frente a Manizales, es solo que quizás tengamos que empeñarnos en juzgar más los contenidos que las prácticas y las herramientas; ellas son otra oportunidad para rediseñarnos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015