En cualquier jerarquía del país político, la mayoría de empleados tienden a llegar a su nivel de incompetencia, generalmente con la ayuda de los gubernativos de turno. Para la muestra: La industria Licorera de Caldas. Importante sería mostrarle a la opinión pública, el resultado de los estados financieros de algunas administraciones anteriores.
El modelo jerárquico es el más común en las organizaciones. La típica pirámide, donde los niveles y puestos son de mayor “responsabilidad”, a medida que se trepa. Esta sería la estructura que todos desearíamos para nuestra empresa. Pero... en el país estatal, las promociones se hacen al más alto nivel de incompetencia. Generalmente, salvo contadas excepciones, los puestos o cargos superiores están ocupados por ineptos e incapaces. El incompetente simplemente es mediocre y punto. Aunque, de todas maneras, la gran mayoría del trabajo lo realiza la base de la pirámide, (donde no hay tantos ineptos y sí existen verdaderos trabajadores). Desgraciadamente, en nuestro Ejecutivo, una empresa puede sobrevivir indefinidamente con jefes incompetentes. Esta última frase nos suena familiar; creo que ustedes amables lectores, pueden identificar en Manizales y Caldas, más de un personaje que cumple a pie juntillas con este precepto.
Cuando se presenta una oportunidad de promoción en una jerarquía, lo más común es hacerlo desde el interior, para que los empleados crezcan y sobre todo para que los cargos superiores sean ocupados no por “políticos” que ponen determinado número de votos, sino por personas que conozcan de estrategia y de operaciones que tengan que ver con la empresa, así como por empleados que hayan sido promovidos tras ser exitosos en sus obligaciones anteriores.
Desgraciadamente llega un momento en el cual ya no se puede más, pues un empleado es promovido a un puesto que no conoce y donde las obligaciones están por fuera de su área de experiencia. Allá llegó por un padrino político a quien esto le importa un bledo, simplemente lo quiere tener allí como una ficha política. Esa “promoción” lo lleva a su nivel de incompetencia, pues allí pese a su mediocridad, le sirve a su jefe político.
Se podría proponer un principio aún peor para muchos de nuestros burócratas y políticos: “Si se ha promovido a un burócrata hasta su nivel de incompetencia, sería muy interesante promoverlo a otra área donde puede meter la pata y embarrarla más, generalmente a un cargo distinto a su experiencia”. El mundo de nuestra burocracia está lleno de ejemplos de incompetentes y mediocres, que siguen avanzando en el gobierno o en la política, simplemente por sus amarres o compadrazgos. Si en Caldas hicieran un póster sobre la incompetencia gubernamental, seguramente lo ilustrarían muchas fotografías de personajes conocidos, creo que nos faltaría espacio. Generalmente multiplican la deuda estatal, generando de paso corrupción, violencia e ingobernabilidad.
Siguiendo con la incompetencia, el blanco-blanco de este segundo semestre da lástima; jugadores mediocres y un entrenador que no supo manejar el grupo pese al excelente sueldo. La buena voluntad de los dueños del equipo se ve empañada al sostener en el cargo a un entrenador malo y tosco; como estamos, vamos a llegar demasiado rápido al descenso. Los nuevos directivos deben actuar de acuerdo al poder económico que tienen, deben ser atrevidos, pues tienen una excelente plataforma financiera. El señor Santiago Escobar tiró por la borda los recursos deportivos del primer torneo del año. Hoy tenemos una pésima nómina, a la cual le falta mucho deportivamente hablando. Aunque, reconozco el esfuerzo económico de la Kenworth de la Montaña, para que Manizales por ahora tenga un equipo de fútbol profesional, así sea regular y gris.
Desgraciadamente el blanco-blanco se gasta más en un cuerpo técnico deficiente que en la materia prima, la cual son los futbolistas. El equipo tiene un bajo nivel, del cual el único responsable es Sachi Escobar. Aceptó la reducción de los gastos, menos rebajar su sueldo con el cual se podrían contratar 2 buenos jugadores de fútbol. En tierra de ciegos existen abusos, por eso el famoso entrenador encontró el terreno adecuado como lo es el poco conocimiento del mundo del fútbol, que tienen los dueños del equipo. Este segundo torneo va a ser de sufrimiento y amargura con un único culpable: Santiago Escobar. Su conformismo y limitaciones son de lamentar; la nómina del primer semestre, sin ser la mejor, era aceptable; simplemente el señor entrenador utilizó mal los recursos deportivos, siendo nuestro equipo del alma, el rey de burlas en el octogonal pasado por ser tan anodino futbolísticamente.
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