‘Se está incrementando’ la lista de verbos transitivos empleados equivocadamente, puesto que, por la ausencia de su complemento directo y del reflejo ‘se’ en la oración en que intervienen, se convierten en intransitivos. Las víctimas más frecuentes de esta corruptela son ‘aplicar’ ("aplican condiciones y restricciones") e ‘iniciar’ ("inicia el campeonato de…"). Hoy, el turno le correspondió a ‘incrementar’, como se puede ver en esta frase del congresista Mauricio Lizcano: "Según cálculos oficiales, esperamos que las exportaciones oficiales incrementen en más de 6%" (LA PATRIA, entradilla y texto, 4/6/2012). "…se incrementen en…". Sin el reflejo ‘se’, la pregunta obligada es ésta: "¿Incrementen qué?". Elemental. En el mismo artículo escribió: "De acuerdo al gobierno…". "De acuerdo con" o "según". Elementalísimo. Finalmente, y allí mismo, garrapateó: "Este incremento estaría jaloneado por los casi 300 productos…". ¡Candoroso! Deduzco que quiso escribir ‘jalonado’. Ninguno, señor. ‘Jalonear’, regionalismo de algunos países (Bolivia, Honduras, Guatemala, México), significa o ‘tironear’ (dar tirones), o ‘regatear’ (México). Es lo que dice El Diccionario. Y ‘jalonar’ es únicamente poner mojones, hitos o jalones, no ‘halar’ (jalar), verbo inapropiado también en dicha oración y en otras de diferentes columnistas. Supongo que la idea que el redactor quiso expresar es ésta: "Este incremento estaría impulsado por los casi 300 productos…". O "activado", o algo parecido. Son muchas las maneras de expresar con propiedad una misma idea, pero para encontrarlas hay que analizar y hacer borrador, mucho, mucho borrador.
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El ‘hurto’, "robo poco importante de dinero u objetos, realizado sin violencia", no se puede aplicar a las personas. El editorialista de El Tiempo escribió: "…hasta el mes de mayo otros delitos, como el hurto de personas, el robo de viviendas…" (11/6/2012). Cuando lo ‘arrebatado’ o ‘hurtado’ es una persona, se trata de ‘rapto’ o ‘secuestro’, que es "la retención indebida de una persona para pedir dinero por su rescate, o para otros fines". La imprecisión del redactor consistió en emplear la preposición ‘de’ por ‘a’ en la oración citada, pues en ella el objeto o los objetos hurtados están implícitos, de tal manera que ‘personas’ es el complemento indirecto, así: "el hurto de objetos a personas". Imprecisión parecida, o, mejor, ambigüedad, se presenta en el segundo elemento de la enumeración, "el robo de viviendas", porque no se sabe si el objeto del robo es la vivienda misma (delito frecuente en algunas regiones del país) o los enseres que en ella se encuentran. Como éste es el caso, debe emplearse la preposición ‘en’. Sin embargo, cuando la preposición ‘de’ significa ‘procedencia’, y tal es la idea que se quiere expresar, está bien empleada, verbigracia, cuando un ladrón le dice a su compinche: "De aquella vivienda robamos el televisor y la lavadora automática". Así, podemos decir "hurtar de una persona dinero", pero no "el hurto de una persona".
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Leí concienzudamente el artículo de la profesional María Leonor Velásquez Arango, "Hablemos de coaching" (LA PATRIA, 29/6/2012), en el que se refiere al que yo escribí sobre el uso innecesario del anglicismo ‘coach’ en sus créditos, no importa que le añada, mal añadido, el ‘ontológico’ (‘ontóloga’, mejor). De dicha lectura saqué dos conclusiones: La primera, que el castellano no tiene la palabra apropiada que traduzca ‘coach’, fenómeno sin par en la historia del idioma; la segunda, que asistimos al nacimiento de una nueva carrera universitaria, a saber, la Conversación Profesional, cuyos graduados aparecerán en el diploma con el título de Conversadores Profesionales. Esto último, de acuerdo con esta frase suya: "Lo que hacemos es acompañar procesos de aprendizaje que generan nuevas posibilidades desde la conversación; escuchamos, hacemos preguntas y de vez en cuando damos nuestra propia interpretación de la situación…". "María Leonor Velásquez Arango, Conversadora Profesional". Y, ya ve, suena bien.
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No obstante su procedencia, algo va de ‘acometer’ a ‘cometer’. Los dos verbos proceden del latino ‘mittere’ (hacer, ir, empujar, dirigir, introducir, lanzar, arrojar, mostrar, dejar libre). Por esto, en época remota ambos significaban prácticamente lo mismo. Hoy no. El primero, además de ‘atacar, agredir’, significa ‘proponerse, intentar, emprender’; el segundo, ‘caer (en culpa o falta), incurrir, perpetrar, usar’. El 19 de junio de 2012, en LA PATRIA, escribió la columnista Lina María Ramírez L. lo siguiente: "…en las regiones a veces nos ven incapaces de cometer nuestro propio desarrollo". Según mi interpretación, el verbo apropiado en esta oración es ‘acometer’, con la acepción de ‘emprender’. Es posible, no obstante, que la supresión de la ‘a’ haya sido involuntaria. Lo malo, hecho del que somos víctimas los que escribimos, es que así quedó impreso por los siglos de los siglos.
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Es conveniente que alguna persona caritativa de las que trabajan en LA PATRIA le pida al redactor de Revista que eche a la basura su ‘previo’, y saque del diccionario el adverbio de tiempo ‘antes’, para que no vuelva a construir frases tan desgalichadas como ésta: "Previo debe hacerse el convenio…" (11/6/2012). Y que, si le gusta tanto, aprenda a usar el vapuleado adjetivo.
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Comprobación: "Me habían dicho que la VEINTITRÉS de Manizales es un caos. ¿Caos? ¡No es palabra!" (Turista).
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