Como en Bogotá andan de mucha Feria internacional del libro respondo algunas preguntas que circulan en la red:

Un libro que compraste intonso (=sin abrir las hojas). (Pobre palabra intonso tan mal acompañada pues es sinónimo de ignorante, inculto. El libro que compré es uno de cartas que el sabio Ezequiel Uricoechea le enviaba a Don Rufino José Cuervo, exhaustivamente biografiado por el "enfant terrible" Fernando Vallejo. Nunca me ha ido mal con estos libros. Ergo… todos deberían venir intonsos).

El más desencuadernado de los que poseas. (Relámpagos de Agosto, del mexicano Ibargüengoitia. Te quedas con las hojas en la mano).

Uno de un autor asiático. (Si Japón queda en Asia, voto por La casa de las bellas durmientes, el libro que a García Márquez le habría gustado escribir. Siempre que abro sus páginas me da frío.

El frío de la soledad cuando "empezamos a desaparecer…").

La mejor novela de ciencia ficción que has leído en tu vida. (El día que iba a responder esta pregunta el señor Alzheimer tomaba compensatorio).

Uno de historietas cómicas o chistes gráficos. (No sé por qué me conmueve Lorenzo Parachoques, el marido de Pepita que optó por decirle siempre "sí" para preservar su matrimonio. El truco le ha funcionado. Habrá que ponerle papel carbón).

Uno que te gustaría haber escrito. ("Vida" de Keith Richards, de los Rolling Stones. Difícil encontrar alguien con semejante memoria ("no he olvidado nada"), capacidad narrativa y disciplina como este abuelo sobreviviente de todos los excesos. Ha vivido de una vez todas sus vidas).

Uno que ganó el Premio Goncourt. (¿Cómo dice que dijo?).

Uno al que no te importaría taladrarle un agujero grande en el interior para que así te sirviese como caja fuerte. (Esa sevicia no la he desarrollado. Me niego a responder. Así me den la casa por cárcel, como a cualquier corrupto con suerte).

Uno que si hubiera quema de libros (los dioses no lo permitan) arrojarías al fuego. (No tengo vocación de pirómano. Prefiero ver nacer libros como de "De anonimato nadie ha muerto, diario de un jubilado", editado por la Universidad de Antioquia. Fue lanzado con otras novedades en la feria del libro bogotana.

(Perdón por hacerme autobombo pero la caridad entra por casa). No lo escribí para sacarme ningún clavo. Jamás de los jamases. Solo tengo motivos de agradecimiento con la empresa (Colprensa) que durante 18 años me pagó por hacer algo que me gusta más que comer con los dedos: el periodismo. Cuento lo que le sucede al individuo medianamente importante que, echado del puesto, se convierte en carne de estadística como desempleado. Soplo pacíficos puntos de vista sobre el periodismo, interpreto la vida que me tocó y otras yerbas. Opiniones que no alterarán la monótona trayectoria de Marte. Cómprenlo antes de que me agote. Todos a la feria: damas sí pagan, buses a todos los barrios).