Andrés Hurtado


Habíamos dejado a nuestro soldado Gunther Buch conduciendo su "Panzer" en la batalla del Día D. Liberio Jiménez, reconocido periodista del Huila, escribió la vida de Gunther bajo el título de "Soldado de dos mundos". Del libro y con permiso del autor copio textualmente el párrafo en el que el soldado narra cómo quedó vuelto añicos al pisar una mina.
"Combatíamos reciamente en un campo anegadizo; la aviación contraria en vuelos rasantes y utilizando armas antitanque destruyó gran parte de la flotilla blindada. El sofisticado aparato que estaba bajo mi mando fue impactado de consideración, pero podía andar en sus orugas. Cuando traté de salir del peligro el tanque se atascó en un barrizal y ya no quedaba otra alternativa que abandonar el artefacto para tratar de salvar mi vida. Abrí presurosamente la torreta e irrumpí al exterior.
Al saltar del estribo al suelo enfangado, pisé una mina de alto poder fulminante. Surqué el aire a considerable altura para caer como a veinte metros de distancia donde permanecí sin conocimiento por varias horas. Cuando recobré la razón mi cuerpo estaba exánime, las fracturas de mis huesos eran incontables, no podía hablar, ni siquiera mover un dedo, pero escuchaba los gemidos lastimeros de los heridos agonizantes, las blasfemias de los guerreros trabados en combate, los estallidos de las bombas y las carcajadas siniestras de las ametralladoras.
Ya en horas del atardecer cuando amainó un poco el fragor de la atroz batalla, llegaron las comisiones humanitarias para recoger en grandes camiones descubiertos a los cadáveres y en ambulancias a los heridos.
A los muertos los tomaban de pies y manos y luego de impulsarlos con varias zarandeadas los mandaban volando a las tazas de los lúgubres transportes. Yo que para ellos estaba muerto fui lanzado con fuerza a la pila de cadáveres. En ese momento de inmenso dolor corporal pude gritar. Los socorristas subieron presurosos al automotor para examinar quién estaba vivo entre los muertos. Yo perdí el habla nuevamente y aunque hacía desesperados esfuerzos para llamar la atención nadie se daba cuenta que mis oídos y corazón funcionaban. Cuando se cansaron de la infructuosa búsqueda, los camilleros se disponían a bajar del automotor, entonces con profundo esfuerzo pude gritar otra vez, me identificaron y condujeron a una ambulancia que me trasladó rápidamente a un hospital militar de las afueras de París, donde fui internado y una vez llevado a quirófano para múltiples intervenciones quirúrgicas. Por varios días permanecí en cuidados intensivos. Mi estado de salud era de pronóstico reservado, pero mi deseo de vivir era grande. El yeso aprisionaba todo mi cuerpo…".
Lo demás es la historia grande de la guerra. Los generales Eisenhower y Montgomery desembarcaron en la cabeza de playa. El 30 de junio cayó en poder de los aliados Cherburgo. El 9 de julio es tomada Caen y el 30 del mismo mes las tropas bajo el mando del general Patton rompen las líneas alemanas y se inicia en firme la invasión aliada con más de tres millones de soldados a la fortaleza europea de Hitler.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015