Andrés Hurtado


Godafoss, "la cascada de los dioses". La llaman así por su impresionante belleza. Pero, me pregunto, ¿qué cascada de Islandia no es bella? Una roca en la mitad de la cascada en el sitio donde se inicia la caída, la divide en dos. El impresionante caudal pertenece al rio Skjálfandafljót. Vaya nombrecito, así con dos tildes. Este río viene del interior, del glaciar Vatnajökull, el más extenso y voluminoso de país. El río viene, pues, de las llamadas Tierras Altas de Islandia. Forma varias cascadas, todas bellas, pero esta de Godafoss es la más alta, la más nombrada y la más bella de las que forma el río.
Siguiendo nuestra Ring Road por este norte de Islandia desembocamos en un fiordo, el Eyjafjordur, el más largo de Islandia, con 60 kilómetros de longitud, 25 en su parte más ancha y de 5 a 10 en las más estrechas. La carretera nos conduce casi exactamente al frente de la ciudad de Akureyri, situada al otro lado y casi en el fondo del fiordo. Nos detenemos precisamente en el mirador para admirar la pequeña y bellísima ciudad. Apenas llega a 20 mil habitantes y es el centro poblado más importante del norte del país. Desde el mirador vemos los gigantescos cruceros que aprovechando el buen tiempo del verano llegan al fiordo atraídos por su espectacularidad. Rodean al fiordo por sus dos lados montañas que aquí son consideradas altas y rondan los 1.500 metros y que ahora en verano todavía tienen mucha nieve y la conservan todo el año. No olvidemos que Akureyri está situada a 100 kilómetros en línea recta del círculo polar ártico.
La ciudad es muy limpia y hermosa. La iglesia, con su imponencia y ubicada en una colina, igual que la de Raykjavik, es el símbolo de la ciudad. Visitada también en épocas lejanas por los vikingos, la ciudad ha dedicado un monumento a Thor, el padre dios del panteón nórdico. La ciudad fue creciendo gracias a las cooperativas y hoy su economía se basa en la pesca y en las empresas enlatadoras, y el turismo se convierte poco a poco en renglón primordial de la economía sobre todo en la temporada veraniega. Es famoso el jardín botánico de la ciudad, llamado Lystigardur; tiene plantas de los cinco continentes.
Me agradó e impactó saber que la pequeña Akureyri es una ciudad de mucha cultura representada entre otras cosas en sus numerosos museos, numerosos para una ciudad de solo 20.000 habitantes. Las casas donde vivieron o todavía viven algunos poetas y escritores han sido convertidas en casas-museos. Tal ocurre, por ejemplo, con la casa donde vivió Jon Sveinsson, (1857-1944), más conocido como el padre Nonni. Fue un sacerdote jesuita, muy querido en la ciudad y tenido como uno de sus hijos predilectos, que escribió sobre todo cuentos para niños en alemán, y han sido traducidos a 40 idiomas. Cuando vi la fachada de la iglesia me dije: aseguraría que fue construida por el mismo arquitecto de la imponente Hallsgrimkirkja, de Reykjavik, de la que ya he hablado. Y no me equivoqué. Se nota el mismo estilo. Esta de Akureyri también es imponente pero no tanto como la de la capital. Y el arquitecto se llama Gudjon Samuelsson. El interés principal del templo, que pertenece a la iglesia protestante islandesa, es la vidriera central traída de la Catedral de Coventry de Inglaterra, después de la Segunda Guerra Mundial. La iglesia se llama Akureyrakirkja. En Akureyri hubo una base de las fuerzas aérea de los aliados durante la citada guerra.
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