Jorge Raad


Nada más sensible al ser humano que la conservación de su salud, a pesar de lo difícil que resulta vivir plenamente en un país como Colombia, en donde los seres humanos con más frecuencia de lo concebible son atribulados por la dejadez de las instituciones que tienen a su cargo la salud física y psíquica de los ciudadanos. Inclusive, cuando se encuentra vencido por la enfermedad aún conserva esperanzas de mantener más tiempo su vida.
La salud, como se ha dicho, no es solo ausencia de enfermedad, lo cual se controvierte en ciertos espacios y por personalidades que tienen otras consideraciones. Observada esta definición en el amplio sentido que implica, hay que expresar que el estado de bienestar de una persona no depende exclusivamente del médico, aunque este aporta en buena medida a su confortabilidad física, psíquica y espiritual¸ si se comprende lo que significa una persona.
Ya se ha observado que la calidad de la medicina que se practica en el país tiene enormes vacíos que de una manera u otra atentan contra la salud de los colombianos, de ello los ejemplos están por doquier. Negarlo es una necedad que solo busca e identifica que se repita el Síndrome del Avestruz.
Las universidades son las responsables en grado mayor por la calidad de quienes estudian ciencias de la salud o para la salud, depende de la acepción con la que se distinga la frase. Las otras partes comprometidas son las personas que quieren ser buenos médicos y quienes estudian medicina -que no siempre es igual- y, por supuesto, la sociedad que los albergará y a la cual se deberán en el ejercicio de su profesión.
Las universidades en poder de una autonomía responsable tienen :Libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura como lo ha recordado recientemente el mexicano Rafael Álvarez Cordero, quien perpetúa una frase de Javier Barros Sierra, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México. En Colombia, la autonomía llega más allá cuando se asegura por ley que la universidad se da su propio camino independiente, que abarca desde la elección de directivas hasta su funcionamiento, siempre bajo la vigilancia y control del Estado. De allí su inmenso compromiso en la preparación de los médicos en cuatro segmentos entrecruzados: Los directivos universitarios; los docentes; los programas, teóricos y prácticos, que deben cursar quienes aspiren a ser médicos y la formación transtemática como un elemento tangible o intangible, dependiendo de los resultados finalmente sentidos por la comunidad.
Por ello, el maestro Fernando Sánchez Torres, exrector de la Universidad Nacional de Colombia, volvió sobre el tema de la educación médica asegurando con razones académicas que los estudios médicos no pueden estar bajo la égida de profesores ocasionales. El tema merece un profundo análisis, porque en medicina definitivamente la planta docente debe ser de profesores de tiempo completo o medio, y en casos excepcionales de dedicación exclusiva. Los catedráticos están en otra dimensión.
Los profesores ocasionales son eso, de ocasión, temporales, mientras el titular se halla en alguna comisión administrativa, académica o se está en proceso de convocatoria a concurso, pero ocasionales de más de cinco años son un absurdo académico y administrativo. Quizá podría estar permitido un mayor tiempo para menos del 2% de la planta, en casos muy especiales. Lo perverso sobreviene cuando se establece una contratación paralela, con cifras no justificables en una buena administración, de profesores sin respaldo de una planta docente estable.
De la falta de sitios adecuados para práctica de los estudiantes de pre y postgrado -Hospital Universitario- en medicina se ha expresado tanto con referencia a Caldas que es mejor punto y aparte. El exdecano de medicina de la Nacional, fue enfático en reclamar verdaderas estrategias para adquirir habilidades y destrezas en medio de una formación sólida y eso pasa por un centro asistencial universitario. Esencial.
Nota: Otras dos opciones para Hospital Universitario: El tradicional de Caldas y el Geriátrico. Los rectores y el alcalde tienen la palabra.
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