Luis F. Molina


No hay a quién creerle en este lugar. Mitt Romney llega al sitio del debate en una caravana escoltada que compite con la del presidente y candidato Barack Obama. Ambos deben seguir los lineamientos suscritos por sus partidos en los cuales acuerdan enfrentar sus propuestas y argumentos –auténticos, vacíos o falsos- en tres debates televisados por todas las cadenas noticiosas de Estados Unidos.
La moderadora del debate está nerviosa. Teme que Mitt Romney crea que ella también es parte del calor del debate y también empiece a quitarle la palabra y el orden en el teatro. Claro está que el candidato mormón es muy respetable, según dicen sus amigos en la iglesia. No bebe, no fuma, todo un santo el muchacho, aunque ya está entrado en años.
Cerca hay una casa de apuestas que brinda a unos cuantos desocupados la oportunidad de ganar dinero después de acertar el número de veces que Mitt Romney diga las siguientes palabras: Reducción de impuestos, energía renovable o limpia, déficit, etc. De otro lado, están quienes cuentan las veces que Obama gaguea por debate, así como enumeran las menciones de guerra, clase alta, negocios de Romney, reforma sanitaria, entre otras.
No obstante, los protagonistas no son los candidatos presidenciales. Los muy balanceados medios estadounidenses han centrado la discusión en Abelardo o “Big Bird”, personaje de Plaza Sésamo que se puede quedar sin empleo si la advertencia de Mitt Romney del primer debate es cierta. Romney dijo que cortaría los subsidios a la Public Broadcasting Service (PBS), un canal público dedicado a la educación joven y a otros contenidos documentales. De hecho, tuvo las agallas de decirlo en frente del moderador, que es empleado de PBS también.
Pero Obama no ha perdido el tiempo. Gracias a los debates hemos conocido sus íntimas historias familiares, como los relatos de sus tatarabuelos, la muy comentada trama de su familia de inmigrantes, entre otras aventuras adaptadas al guión del debate político.
Las discusiones han sido decepcionantes. En realidad, hemos visto un contraste de mentiras de ambos lados. Han llevado vestidos como hechos, realidades maquilladas para poder atacar a su adversario. La importancia de las funciones del periodismo objetivo pasa por una prueba de fuego para poder demostrar, con base en la historia, que sus explicaciones carecen de cimientos o son manipulados.
Aquí en la arena hay periodistas de todo tipo. Unos cargados como tintos de la W, entre tanto, otros defienden a Obama y a Romney. Todo depende de la arista con que se quiera mirar el debate; como una contienda política, un espectáculo electoral o simplemente otro capítulo más de una serie inverosímil de zombis.
Después de todo, muchos agudos observadores notaron que Romney intercambió colores de cortaba en ambos debates. Lo mismo hizo su similar demócrata. ¿Qué más se puede hablar si ya no se exige veracidad a los candidatos?
Las fórmulas vicepresidenciales ya se vieron las caras la semana anterior y defendieron a capa y espada su labor. Realmente, no ocurrió gran cosa en la mesa de debate. Como eran la segunda opción, no estaban escoltados hasta los dientes como los dueños del aviso.
Ya solamente queda un debate televisado y desde ya Mitt Romney alista su discurso, levanta su ánimo conservador y espera que lo apoyen en las urnas. Por su parte, Barack Obama se esperanza en recibir una segunda oportunidad luego de una muy mediocre y boicoteada estancia en la Casa Blanca.
Desde el lugar de debate, termina el encuentro y todos aguardan conocer si pesa más la economía, la inmigración, la guerra o las corbatas de los candidatos el próximo día de elección, 6 de noviembre de 2012.
****
Sobre Siria, los candidatos están en “stand by”. Solamente, no se han percatado que ese ahora es su “status quo”.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015