Héctor Palau


Héctor Palau
LA PATRIA | BOGOTÁ
Aún no salgo de la emoción que me generó ser testigo presencial del título histórico de Caterine Ibargüen en la prueba de salto triple en el pasado campeonato mundial de Moscú.
Casi dos horas de competencia que pasaron en un minuto o algo así, una locura, un sueño hecho realidad en una tarde y noche Rusa ante casi 80 mil personas que nos permitieron a los colombianos sentirnos orgullosos de sí mismos, ante todo sentirnos orgullosos de una mujer que ahora es protagonista del mundo indiscutiblemente.
Y en la medida en que escucho a los amigos, aficionados desprevenidos, conocedores o no del atletismo, pero eso sí, amantes de las cosas buenas para el país, me voy haciendo realmente a la idea de lo que significa para todos este título.
¿Era un título cantado?
Creo que no, era una opción clara de podio, sus resultados previos de temporada, sus dos años anteriores con medalla de bronce en Corea y de plata en los olímpicos de Londres, ponían a Caterine como una indiscutida opción de medalla, pero nadie podía asegurar este oro, cuando se trata de un certamen y de tanto nivel en el que un muy pequeño error o hasta un pequeño mal momento como el que vivió nuestra estrella unas horas antes pueden acabar con años de preparación.
Pero dejemos así y digamos que en medio de esta emoción vale la pena reflexionar sobre el futuro de nuestro atletismo, pues hechos como este dignifican este deporte en Colombia, a su dirigencia, pero también nos compromete a todos sin excepción.
En este mismo mundial Moscovita me pude dar cuenta que debemos revisar la velocidad nacional, pues hace mucho no estábamos ausentes y así fuera en las primeras rondas participábamos de los 100, 200 y 400, esta vez no.
Solo participó el chico Baloyes en los 200, en lo que creo pudo ser un error, pues no estaba en condición, respetando eso si la decisión de su técnico Raúl Díaz de llevarlo por familiarizarlo con este tipo de eventos, para que aprendiera, pues a los mundiales creo se debe ir ya a competir al alto nivel, no se puede hacer este tipo de aprendizajes.
Allí debemos revisar muy bien la cartilla, si tenemos buenos exponentes, creo que sí, debemos mirar que nos pasa con ellos. ¿Falta apoyo? ¿Hay desorden en los chicos? ¿Qué pasa?
Nos viene el mundial del 2015, y ese sí que es un gran compromiso, que debemos desde ya atender y meternos todos de cabeza con este, es estar pensando y trabajando por un verdadero futuro del atletismo. Esta cita de Cali nos marcará una pauta deportiva y organizacional que no podemos desaprovechar.
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Y en la medida en que escucho a los amigos, aficionados desprevenidos, conocedores o no del atletismo, pero eso sí, amantes de las cosas buenas para el país, me voy haciendo realmente a la idea de lo que significa para todos este título.
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