Luis F. Gómez


Luego de un período largo de descenso sostenido, que hizo prender muchas alarmas en los gremios y en el Gobierno Nacional, la industria está despertando. Se comienza a recuperar.
En efecto, a juzgar por los resultados de la encuesta de opinión empresarial de Fedesarrollo, la horrible noche para los industriales parecería que está terminando. El Índice de Confianza Industrial arrojó para febrero el mejor resultado en los últimos años en esa misma época del año.
Los industriales están viendo que la ocupación de sus plantas aumenta, que la cantidad de inventarios comienza a reducirse y que el nivel de pedidos está aumentando. Por lo menos hay esa sensación entre los industriales que se reflejaría en un mejor desempeño, lo que es una excelente noticia.
El crecimiento económico no pasó del 4,5% el año pasado por los malos resultados del crecimiento industrial. La competencia extranjera legal a través de los Tratados de Libre Comercio, unida a las dificultades endémicas de contrabando y algunos problemas de demanda, estaban golpeando fuertemente a la industria, que en no pocos sectores se ha demorado en renovarse y prepararse para la competencia extranjera.
Hay que proteger a la industria, pero asegurarse que no se duerme en la protección, sino que se moviliza para su modernización. La calidad de empleo de la industria es normalmente muy superior a la de otros sectores y ello impacta de manera importante el bienestar social, y en particular la calidad de vida de los trabajadores. El empleo industrial que genera valor agregado nacional es fundamental para la estabilidad económica del país.
Eso sí la industria, que fue protegida fuertemente por la política fiscal en el gobierno de Uribe y ahora sectorialmente a través de subsidios en el gobierno de Santos, debe ser muy responsable con su sostenibilidad a través de la focalización y modernización. A su vez, el país debe ir cerrando la brecha del retraso en la infraestructura vial y portuaria que ha hecho estragos a la competitividad. Finalmente, los procesos de devaluación vividos en los últimos meses, ha beneficiado a la industria, pues encarece las importaciones y favorece las exportaciones. ¿Cuánto durarán? Es muy incierto… Pero de hecho ello ha colaborado para los mejores resultados industriales.
La utilización de capacidad instalada industrial está llegando al 70% lo que es muy bueno, pues ello indica que la rentabilidad industrial irá en aumento, el año pasado el uso de la capacidad instalada, en el mismo mes de febrero, estaba en casi 68%. Y ello ayudará a que decisiones de inversiones en el aparato productivo se comiencen a analizar en el futuro.
Hay entonces una buena señal desde la industria luego de muchos meses de descenso permanente. Es un buen resultado y una excelente noticia.
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