Hoy se inicia el período de inscripción de los aspirantes al cargo de rector de la Universidad de Caldas. Por lo tanto es la oportunidad para que hombres y mujeres que se consideren aptos en las esferas: personal, académica, administrativa, técnica y ética, sin inhabilidades ni incompatibilidades, hagan conocer su querencia para constituirse en la primera autoridad ejecutiva y representante legal de la institución. No es un tema exclusivo de la entidad, porque es a la sociedad a quien tiene que responderle y no debe aislarse de este proceso ni de ningún otro propio de la educación superior y con más énfasis si ella es estatal.

Recientemente, la Universidad ha modificado los requisitos para ser rector. A esa nueva norma deben ajustarse quienes piensen someter su nombre y lo que ello representa ante la comunidad. La elección del nuevo rector atiende a un proceso previamente establecido, en este caso con períodos muy largos entre la decisión de la convocatoria, diciembre del 2013 y la misma elección por el Consejo Superior, abril 29 del 2014, quien por norma de la Ley 30 de 1992, es el cuerpo colegiado que autónomamente debe proveer el cargo de rector.

Todos los candidatos que se inscriban, en pleno uso de sus derechos, y los que más adelante lo hagan, están seguros de que poseen todas las cualidades para ejercer el rectorado de la Universidad, independientemente si provienen del interior o exterior de la institución.

El rector titular tendrá durante cuatro años la oportunidad de conducir la institución, de acuerdo a las funciones que ahora están inscritas en el Estatuto General y otras que en el futuro le asignen las leyes y las normas. No puede pretender que el Consejo Superior asuma sus responsabilidades de autoridad, ni este debe suplantarlo coadministrando en lo que no está autorizado.

¿Pero quién debe ser el rector de la Universidad? Esa pregunta solo la puede contestar definitivamente, y en su oportunidad, el Consejo Superior, en caso de que no haya definido el perfil del rector que es exigible en esta época. Todos los rectores han atendido a diferentes etapas de la institución en concordancia con las realidades de la Universidad y las exigencias del país.

La manía absurda de calificar a los rectores en buenos y malos no deja de ser una posición facilista. Lo que debe existir es la evaluación permanente del Consejo Superior y abandonar la tesis implícita de que compete al Consejo defenderlo a todo trance, porque considera, impropiamente, que no debe hacerlo porque asume íntegramente la responsabilidad de los resultados de su accionar. El Consejo Superior debe enfrentar, sin atenuantes, el compromiso de evaluar al rector periódicamente de una manera técnica, amplia y transparente, aunque esta palabra ha sido violada un billón de veces en Colombia.

El nuevo rector deberá tener en cuenta los 70 años de desarrollo institucional para cimentar sus metas y estrategias, porque todo ha sido una cadena en donde profesores, estudiantes, funcionarios y egresados, de todas las épocas, aunque con mayores resultados en unas que en otras, han obtenido logros y han sido la base para una Acreditación Institucional, que deberá obtener la máxima calificación en un período de tiempo más corto que largo.

Con ello, se logra posicionar a la institución en un más elevado pedestal, del cual por ahora se sienten orgullosos los caldenses, aunque no satisfechos. Todo está allí, no hay nada imposible: todo son ideas, proyección y trabajo, para demostrar lo que se puede hacer con la educación superior en la Universidad de Caldas. Porque lo esencial son los logros para sus estudiantes, egresados, profesores, funcionarios y la sociedad con la que está comprometida .

Ser rector de la Universidad es un honor imperecedero y el ejercicio del cargo no debe ser considerado a priori como una palanca para obtener prebendas personales. Para ser rector se necesita vocación y una entrega personal absoluta a la misión y visión de la Universidad.