Alejandro Samper


Esta semana un par de vecinos del barrio Aranjuez se agredieron porque, según contaron algunas personas del sector, uno acusaba al otro de estar robándole la energía eléctrica de la casa. De los insultos pasaron a las armas; uno sacó un bate y el otro un cuchillo, y en medio de la calle se atacaron hasta que Rubén Darío Blandón, de 42 años, cayó muerto. 14 puñaladas le metió su vecino, que también resultó herido y ahora enfrenta cargos por homicidio.
¿Votaría usted por el vecino sobreviviente en caso de que este se lance a algún cargo público? Si dijo no, pero es de los que cree que el próximo presidente debería ser Álvaro Uribe o alguno de su cuerda -de ese Puro Centro Democrático-, piénselo de nuevo.
Uribe siempre ha sido de actuar primero y luego pedir explicaciones. Así como le ha ido bien con eso (la Operación Jaque y el uso de emblemas de la Cruz Roja, el bombardeo en la frontera con Ecuador donde murió ‘Raúl Reyes’), también le ha ido mal (la muerte del gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria, y a su consejero para la paz Gilberto Echeverri Mejía, o los falsos positivos). Sus acciones llenaron de confianza a los ciudadanos, pero erosionaron la credibilidad del Estado colombiano ante los organismos internacionales.
Aunque siempre he estado en contra de la censura, creo que por el bien de este país alguien debería cerrarle la cuenta en Twitter al expresidente Uribe. Sus incendiarios comentarios de esta semana contra el presidente venezolano Hugo Chávez (a quien llama "cobarde") dañan las relaciones que por estos días hay entre los dos países.
Los oprobios ("insulta a distancia, de frente se desmayaba, le temblaban las piernas y perdía el color", trinó Uribe) y las amenazas ("me faltó tiempo" para un operativo militar en Venezuela), no son actos de aplaudir, como lo hacen sus esbirros José Obdulio Gaviria, Óscar Iván Zuluaga y Fernando Londoño Hoyos. Quienes creen que Uribe está siendo frentero, se equivocan. Sean o no ciertas sus declaraciones, esa altanería genera inestabilidad continental.
El tipo está hablando de acciones armadas en otro país, de violar tratados internacionales, y sus declaraciones hicieron lo que ningún otro había podido hacer en Venezuela: poner de acuerdo a chavistas y opositores. Ambos las rechazan y creen que Uribe es un "psicópata" y "asesino", como dijo Jorge Rodríguez, alcalde de un municipio de Caracas. O sea, fortaleció a Chávez.
Álvaro Uribe está enfermo, padece síndrome de abstinencia de poder. Y si él no lo tiene, saboteará a quien lo tenga. Con sus palabras está demostrando que es capaz de irse a un conflicto con alguno de nuestros vecinos en vez de mediar, como sucedió en el barrio Aranjuez.
¿Votaría por un tipo así?
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