John Harold Giraldo Herrera


Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
Cuando una película nos cautiva por la desgracia de los hechos y nos embriaga por la estrategia de su ilusión, es necesario ofrecerle un espacio como una obra de impacto. Y aunque es estrafalaria, con un aire estrambótico, El Gran Gastby nos permite conocer la época de los millonarios en Estados Unidos, su base, eso sí, es una historia de amor en contravía de las circunstancias. La línea argumental es la de un tipo misterioso, osado, con un aire de misticismo y hasta de leyenda, de paso, un asomo de escritor se interesa por ese personaje al que termina conociendo, y lo que nos cuenta es lo que vivió con él, una focalización no desde el personaje central, sino desde otro que vivió con él, es una forma de narrar. Se trata de la adaptación de una de las novelas del reconocido escritor Scott Fitzgerald, publicada en 1925 y puesta en pantalla unas tres veces. En esta se encuentra una versión más libre, ya que su director, Baz Luhrmann, quien ha hecho películas como la inolvidable Moulin Rouge (2001), la muy poética Romeo y Julieta (1996), destacándose por combinar de manera poderosa los sonidos con la imagen.
En el Gran Gatsby gozamos con una historia de un sujeto derrochón, idealizado por el gran dinero que tiene, pero con una deuda en su pasado: una mujer a la que ama pero no pudo poseer. Los matices de las clases sociales los podemos reconocer, hay un mundo de nuevos ricos, de gente con un capital creciente y para gastar, mientras otros se les ve calcinados, ajados, esclavizados en sus trabajos. Lo pícaro, esa situación mostrada en la literatura, bajo la condición de escalar socialmente como el Werter de Goethe, es muy bien puesto en el Gatsby. Aunque en el contexto norteamericano hay dudas de la procedencia del dinero de los acaudalados y escaladores en lo económico, ese es uno de los misterios del Gatsby: de dónde provino su dinero.
La lírica salta con imágenes que condensan magia, esplendor, así sea de manera vacía, es una época frívola, donde la idea de amor se desvanece, pero salta un individuo que lo persigue y lo cree necesario como la sustancia primordial de la vida. Luhrmann nos entrega una imagen impecable, en el sentido que nos deslumbra y nos causa fascinación, es fastuoso, tanto que a veces priman más la composición que los personajes en su caracterización. Esta es una película de un trío amoroso, en la idea, de un tipo –el asomo de escritor- Nick, primo de Daisy que hace el puente con el Gastby, el ricachón que desea estar con ella. Nick aplaza la lectura, escribir, las fiestas lo deleitan y la vida anodina lo captura, entonces dice: "Encantado y repelido por la inagotable variedad de la vida". Sufre y goza.
La ciudad es deslucida, hay pobreza extrema, pero eso es apenas el fondo, adentro, en los bares clandestinos donde el jazz es la fuerza, o al interior de las mansiones se gesta otro modo de vida. Una frase elocuente se escapa de repente: "En las fiestas pequeñas no hay intimidad", lo dice Baker, una golfista gozona, pero sin mucha fuerza en su vida.
La estrategia de la ilusión consiste en idearnos un mundo donde hacer lo que sea por el amor es lo imprescindible, mientras lo demás solo pasa. Gatsby es un personaje tardío, su casta de millonario no lo deja ser feliz, aunque todo el mundo se rinda a sus pies, requiere de ella, mejor del amor, para sentirse pleno, y por el amor hará todo, tener su propia ilusión. Muchas interpretaciones podrían hacerse, sin embargo, la película de Luhrmann es antipúblico, no lo complace, no le entrega lo que quiere ver, ni cómo debería terminar. Lo engaña, lo manipula atrapándolo con una idea del amor, del éxito, de la aventura, del riesgo, y termina por mostrarle su flanco fuerte y trágico. Así es la vida, con frases tan dicientes como: "Todas las cosas brillantes y preciosas se desvanecen fácilmente", lo dice Daisy, quien en su mundo, la felicidad no es esplendorosa, y la esperanza de encontrarla no es tan efectiva.
El mundo nuevo trae fama y plata, pero se queda la nostalgia, El Gran Gastby nos impacta, su mundo lo deseamos, es un ideal, pero también lo repelemos, nos hastía, es vacío, su propia figura al ser leyenda nos aproxima a recorrer mejor el pasado: “Algún día correremos más rápido hacia el pasado”, afirma, como un axioma de la estructura de lo que fue su vida y la de muchos en una postal de los tiempos pretéritos.
Ficha técnica
Año: 2013
País: Australia
Duración: 143 minutos
Director: Baz Luhrmann
Guión: Baz Luhrmann, Craig Pearce (Novela: F. Scott Fitzgerald)
Música: Craig Armstrong
Fotografía: Craig Armstrong
Actores: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Elizabeth Debicki, Amitabh Bachchan, Jason Clarke, Adelaide Clemens, Max Cullen, Steve Bisley, Richard Carter, Vince Colosimo, Brendan Maclean, Kate Mulvany, Callan McAuliffe y Jack Thompson.
Productora: Coproducción Australia-EEUU; Warner Bros. Pictures / Bazmark Films / Red Wagon Productions
Género: Drama- Romance, años 20
*Docente universitario y periodista
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