Una molécula tan pequeña que da vida, como es la del agua hace parte del 70% del peso de nuestro cuerpo; distribuido  en las células de los diferentes órganos: riñones, corazón, músculos, huesos, sangre y cerebro. Es vital para todos los procesos fisiológicos que realiza el organismo desde la digestión, transporte de nutrientes como de desechos, circulación y también regula la temperatura corporal.
La maquinaria humana la utiliza para mantener el equilibrio entre lo que entra y lo que debe salir. Para obtener los dos y medio litros que requerimos la asimilamos de los líquidos que ingerimos y de los alimentos sólidos como frutas y verduras, también de otras fuentes como carnes y sus derivados, caldos y sopas, jugos y otras bebidas como aguas saborizadas y café.
Así como la absorbemos también necesitamos eliminarla, proceso que se hace a través de la respiración, mientras hablamos, al orinar, sudar y en las heces.  Hacemos todos estos procesos porque no almacenamos en el cuerpo el agua. Por ello debemos ser conscientes que para reponer lo eliminado el organismo mantiene y regula sus funciones.
Cuando no se es cuidadoso llega la deshidratación provocando cambios, cuyas manifestaciones a pesar de ser leves ponen en peligro la vida humana.  Por eso no espere a tener sed pues en ese momento su pérdida llega al 3% del agua total y empiezan las alteraciones.
Si deja pasar esto y siente calambres, dolores musculares, mareo, pierde velocidad, fuerza y resistencia comprometerá el riñón.

* Nutricionista Dietista Clínica Universidad Nacional de Colombia y Educadora acreditada en diabetes.
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