José Jaramillo


Los nuevos miembros que ingresan a la Cámara Júnior son juramentados con un hermoso texto, que se convierte en hoja de ruta para quienes se acogen a sus enunciados, y son fieles a ellos, más allá de su permanencia en esa organización social y filantrópica.
"Seré un hombre de fe y de principios", indica que es indispensable creer en algo espiritual y tener valores morales que comprometan la conducta personal y la mantengan dentro de límites de la ética social. Los bandazos religiosos y políticos, por ejemplo, no son más que desarreglos de la personalidad; y los veleidosos son difíciles de armonizar en cualquier organización comunitaria.
"Mantendré la juventud en mi espíritu y en mi corazón", ordena vivir con alegría y buen humor, para contagiar a los demás de optimismo y buscarles soluciones a las dificultades de la vida, en vez de buscar a quién echarle la culpa de ellas. Buenos instrumentos para lograrlo son la música, la poesía, el diálogo cordial, el deporte, la contemplación de la naturaleza y el amor.
"Seré leal y honrado, en todo y con todos", no es más que reconocer con gratitud el bien que se recibe y respetar el derecho ajeno, acogiéndose a la máxima de don Benito Juárez: "El respeto al derecho ajeno es la paz".
"No tendré odios, rencores ni egoísmos", para no envenenar la mente ni el espíritu, y, por el contrario, limpiarlos de impurezas y ajustarlos a las circunstancias, como quien le hace mantenimiento a una máquina para que funcione bien.
"Sabré perdonar y olvidar el daño que me hicieren", que es un elevado acto de generosidad, el más gratificante para el alma, y bálsamo insustituible para los dolores que causa mascullar rencillas viejas.
"Y si los hombres son mis hermanos, los ancianos serán como mis padres y los niños como mis hijos", un hermoso enunciado que señala la generosidad como norma de vida.
Los anteriores principios, que hacen parte de la filosofía de una organización de jóvenes que unen experiencias y opiniones para capacitarse y mejorar, agregados al don de la tranquilidad y la paciencia, sirven a quienes quieran alcanzar lo que proponía alguien: "Si cuando uno nace llora y los demás ríen, hay que vivir de manera que en el momento de morir uno sonría y los demás lloren". Así se puede esperar la muerte, como se espera el tren en la estación, que puede demorarse pero llega, leyendo un libro y silbando una canción.
* Palabras pronunciadas en el acto de celebración del día del adulto mayor, organizado por la Gobernación de Caldas y la Dirección Territorial de Salud.
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