Leonardo Pineda


“No. No lo intentes. Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes”
Maestro Yoda en Star Wars
El trabajo de M Nigh Shyamalan ha sido inconsistente, de eso no hay duda ni para los espectadores ni para los críticos. Inicialmente fue sobrevalorado a la hora de presentar su película El sexto sentido (1999) que se convirtió en un referente para el cine de suspenso y que marcó una gran generación de espectadores por el perfecto manejo que hizo de la historia allí contada, con un giro inesperado y una sorpresiva definición del argumento. Sin embargo, sus posteriores trabajos no han sido de gustó unánime, pues sigue teniendo admiradores fieles y detractores acérrimos.
El cine de este director nacido en India y criado en Estados Unidos es poco convencional en cuanto a sus planteamientos e ideas, se ha apoyado en grandes actores y en una impecable producción, pero siempre deja la sensación de que en sus películas queda faltando algo. Valoro mucho su trabajo de El Protegido (2000), protagonizada también por Bruce Willys, pero a partir de allí su filmografía se queda corta precisamente en sus definiciones argumentales, es como si lo intentara pero finalmente no lo hiciera. Hasta esta nueva película siempre era él encabezado de los trailers y con ello ratificaba su gran influencia en los estudios que lo contrataban, pero decidió sacrificar su momento de fama con Después de la Tierra (2013), en la que escribió en guion a cuatro manos con el señor Will Smith y en la primera que no hace una aparición secundaria como actor… bueno, casi nadie la hace.
La historia original para cine es un monumento al lucimiento del joven Jaden Smith, parte fundamental de la familia- negocio del actor afroamericano, que junto a su esposa Jada se ha convertido en uno de los más poderosos de Hollywood.
La película no pasa de esa presentación protagónica de Jaden apoyado en un guion que parece que ya habíamos visto y de un diseño de producción totalmente “orgánico”. Las locaciones son fantásticas, han escogido la selva de Costa Rica especialmente la región de Sarapiquí, para mostrar un planeta que se ha autorecuperado en mil años luego de expulsar a los humanos que le hicieron tanto daño. Y así entre fábula ecológica, recuerdos avasallantes y momentos de acción (sólo de Jaden) pasan los 100 minutos, donde uno espera lo que no va a llegar. Sinceramente no es de esos films en los que uno se arrepiente de haber gastado un peso, es disfrutable, es entretenida, pero le falta emoción y la clafificaría dentro del ítem de Inaportante. Igual me pasó con Siete Almas, en la que mi criterio fue poco compartido por ser una película sensibilera y previsible que le encantó a muchas personas, pero así es el cine. Por ahora Después de la Tierra va a seguir llenando las salas de cine, hasta que llegue War World Z a pelear taquilla y hasta que el señor Shyamalan vuelva a sorprendernos como hizo al principio de su carrera.
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