Luis F. Molina


Luego de diecisiete días de buena fama a raíz de los Juegos Olímpicos, la rutina de los escándalos volvió a la capital del Reino Unido de Gran Bretaña. Al desnudo quedó Scotland Yard, luego de que se filtró un plan de la policía local de Londres para arrestar a toda costa a Julian Assange, después de la batahola que se dio cuando Ecuador decidió conceder un asilo a este activista australiano en pleno suelo británico.
El sábado anterior se supo de una nota extraviada por un policía en la cual se explicaba que había que arrestar a Assange a toda costa, sin importar sus condiciones diplomáticas. Misteriosamente, unas horas después, Ecuador y Reino Unido reconocieron que las tensiones creadas por el asunto Assange habían desaparecido.
La soberbia que seguramente debió despertarse en Gran Bretaña luego de la salida en falso del agente de Scotland Yard tuvo que ser menor a la furia de la semana pasada en el Palacio de Buckingham, tan pronto se dieron a conocer fotos del príncipe Harry prácticamente desnudo en Las Vegas (EE.UU.).
Claro, la corona no perdona que le mancillen su acartonado nombre y tampoco puede tolerar que el ya perversamente llamado chico malo de la familia real, los deje como un cuero. Las fotos filtradas del príncipe Harry ha dado comidilla a la voraz y hambrienta prensa rosa inglesa que estaba esperando cualquier gazapo para caer reciamente sobre el tercero en la línea de sucesión al trono de Buckingham.
Y hubo quienes se desquitaron. Fue el periódico del multimillonario Rupert Murdoch, The Sun –sí, el mismo Murdoch de las chuzadas telefónicas que fue juzgado y finalmente tuvo que pagar con la existencia del periódico News Of The World – el que llevó las imágenes al impreso y causó conmoción y caras de sorpresa en la pálida rutina británica.
Versiones de prensa del Reino Unido señalan que la orden la dio personalmente Murdoch. Ningún otro medio de esa nación quiso publicar las fotos por temor a la Realeza y a romper sus reglas de privacidad. Pero, para Rupert Murdoch, había un aire de compensación por la forma en la que lo trataron durante el escándalo de sus tabloides.
Más allá del hecho y la alharaca, queda la pregunta y la motivación del magnate de los medios para haber llevado, sin miedo alguno, las fotos que tienen al revés a la casa real británica y que en este momento hacen que hasta la reina tenga que pensar más que en los mismos actos de su nieto que en su malgastado protocolo.
Una semana para el olvido en Reino Unido mientras que la balanza, por ahora, se inclina para el lado del dinero y no de la jerarquía y el conservadurismo de las perlas, etiquetas y coronas inglesas.
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Se fue de este mundo Neil Armstrong, a quien los estadounidenses tildan como un auténtico icono de esa nación luego de ser el primer humano en poner los pies en la luna. Todavía hay quienes dudan de la llegada del hombre al satélite natural de la Tierra, principalmente, encaminados por teorías conspirativas del KGB y otras dudas que la NASA nunca quiso responder.
No hay que olvidar que fueron las misiones Apollo, el sueño logrado de John Fitzgerald Kennedy, las que llevaron a once hombres más a la luna en seis misiones totales y los trajeron sanos y salvos hasta diciembre de 1972.
Hasta hace poco se planeaba volver a la luna, pero los apretados presupuestos de la NASA, afectados por la crisis económica, obligaron a suspender el proyecto.
* Estudiante Comunicación Social y Periodismo, Universidad de Manizales.
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