Dicen que para crearlo, el alquimista Paracelso usó carbón, mercurio, mandrágora, mechones de pelo humano, semen recogido de la tierra eyaculado por los ahorcados en sus últimos estertores, y un huevo (de gallina negra) al que le han sacado la clara para reemplazarla con la mezcla de los anteriores elementos. Todo esto lo enterró rodeado de estiércol de caballo durante cuarenta días. Al cabo del tiempo, del suelo brotó un homúnculo.

Un hombrecillo, de unos 30 centímetros de alto, que le ayudaría en sus tareas de transformar el plomo en oro. El pequeño sirviente, carente de moral y ética, toma conciencia de lo que es, se rebela contra su creador y emprende su propio camino. Uno que, por su temperamento y talla, por lo general no termina bien. Es cazado y condenado por su propio creador. Al menos así dicen las historias.

Algunas veces pienso si quien está en el piso 15 de la Alcaldía de Manizales no es un homúnculo. Una creación del senador Luis Emilio Sierra y el partido de la U. Un ser montado en el cargo como el continuismo del alcalde saliente, Juan Manuel Llano, y sus políticas de repartir la torta entre sus amigos. Pero Rojas se rebeló.

El día de su posesión afirmó que sus únicos jefes serán los ciudadanos. Niveló los salarios de 480 funcionarios para reducir el presupuesto de la Alcaldía y, seguramente, las coimas que algunos pagan a sus padrinos políticos. Se peleó con la vaca sagrada de Fernando Montoya, exgerente del Patrimonio Autónomo del Macroproyecto de la Comuna San José, quien ganaba $16 millones al mes, por lo que es investigado por la Contraloría Municipal, pues su salario superaba al del entonces alcalde Llano.

También se echó encima al columnista Enrique Pava. En su espacio en LA PATRIA del pasado 29 de junio (Carta al alcalde Rojas), escribe: "(...) ¡qué desengaño! Usted sí le cambió el ritmo a la ciudad: ¡lo detuvo! ¿Es esto justo?". Viniendo de ‘Tite’, cuyos criterios para opinar cambian dependiendo de quién lo patrocine, es un halago.

En los círculos de poder de la ciudad no quieren mucho a Rojas. Como dice Pava, les detuvo el ritmo al que venían creciendo. Sus patrimonios se estancaron. Ya no transforman el plomo en oro. Alguien que está muy al tanto de las contrataciones de la Alcaldía me dijo hace poco: "puede que Rojas sea un hp en el trato con sus empleados, pero yo, que tengo como hobby cazar micos en las licitaciones públicas, no he podido encontrar el torcido en las que saca esta administración. Cosa que no pasaba con la anterior".

Críticas es lo que ha recibido Jorge Enrique Rojas. Las del TIM y el SETP son las más merecidas y justificadas de todas. En un arrebato quiso retirar la plataforma tecnológica del sistema de transporte, algo que iba en detrimento del patrimonio municipal y que le podía acarrear una demanda superior a los 30 mil millones de pesos. Reculó. Sin embargo, el sistema sigue sin entrar en funcionamiento, sigue cuestionado y los transportistas insisten en que el Transporte Integrado de Manizales es una utopía y el Sistema Estratégico de Transporte Público es obsoleto. Qué raro, cuando es el mismo modelo que opera en casi todas las demás ciudades del país. Y les funciona.

También le critican la falta de avances en el Macroproyecto de la Comuna San José. Pero lo justifico. Ahí hay cosas poco claras e intereses de particulares que, a la hora de intervenirlas podrían salpicarlo. La semana pasada Rojas ofreció disculpas a los habitantes de estos barrios por los errores cometidos en administraciones anteriores. ¿Dónde están los anteriores gerentes de este Macroproyecto? ¿Dónde están Fabio Alberto Aristizábal Gómez, Julián Gómez Jaramillo, Alberto Uribe Jaramillo y Luis Alberto Giraldo Fernández? ¿Qué tiene que decir, por qué no defienden sus gestiones? ¿Tiene algo que ocultar o intereses qué defender?

Si Rojas pidió perdón fue por populismo. Porque el homúnculo, al no ser humano, debe hacer todo lo posible por parecerlo. Sin embargo, sigue siendo un hombrecillo. Nacido entre el cagajón y el semen de unos caciques locales muertos y podridos. No se parece a la gente a la que quiere agradar y sus creadores quieren acabarlo por no someterse a sus deseos. Esa es su desgracia.