Esteban Jaramillo


Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Al Sachi lo saca la austeridad. El presupuesto, por su salario, no cuadra. Su segunda partida no lo encuentra acorralado por resultados y rendimientos y menos, como ocurrió hace algunos años, irritado por los excesos de la estrella de moda, Dayro Moreno. No es su partida un golpe de efecto en la reconstrucción del club. Su continuidad no estaba en duda entre los dirigentes, quienes admiten la evolución del grupo y la evidente mejoría en el rendimiento. Atrás quedaron los momentos críticos cuando el nivel de juego era bajo y no aparecían las soluciones. Sachi, sin embargo, no alcanzó a certificar su éxito. Jugó apoyado en presupuesto exiguo, con nómina reducida, perjudicado en momentos clave por los árbitros y sin consolidar una gran campaña, que permitiera alzar el techo en las aspiraciones.
Su liderazgo, tan reconocido antes, se debilitó por las exigencias desmedidas y los reclamos airados a varios de sus dirigidos. Resultó cuestionado dentro y fuera del vestuario y criticado por el periodismo que lo vio como un entrenador “radiactivo”. Buen tipo este, sin duda, pero el rendimiento del equipo bajó la credibilidad a su trabajo.
Dos días después del anuncio de su partida se retractó en su decisión, pero ya era tarde. Era hecho consumado su desvinculación, la que él mismo propició.
Llega la hora de Flabio Torres. Una carta con mayor aprecio y respeto que la de Jorge Luis Bernal, de larga carrera, sin logros, incluido un fracaso en seis meses con el Once Caldas, hace cinco años. No dejó huella, aquella vez, pero sí un sinsabor enorme por la gestión errada.
Flabio ha cuajado buenas campañas con el Pasto, sin gran nómina. Esto acredita como acierto, al comienzo, su elección. Pero es ahora, en el Once Caldas, con mayor responsabilidad y presión, donde debe reafirmar sus aptitudes. Con él, en la baraja de candidatos rodaron nombres desacreditados por montar nóminas paralelas, con los jugadores por ellos recomendados. Ojalá Flabio no sea de estos mercaderes abusivos de la credibilidad del dirigente. De lo contrario chocará rápido y públicos serán sus desmanes. Así es la cosa…
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Flabio ha cuajado buenas campañas con el Pasto, sin gran nómina. Esto acredita como acierto, al comienzo, su elección. Pero es ahora, en el Once Caldas, con mayor responsabilidad y presión, donde debe reafirmar sus aptitudes.
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