Un punto de seis en los cuadrangulares, o uno de nueve si se fue en blanco en el Campín ante Santa fe, o cuatro de nueve si ganó, o dos de nueve si empató, igual, y en cualquier caso, no alcanza para llegar a la final porque el rendimiento no supera el 50%..

Y es que en cuestión estadística el Once Caldas viene en picada desde hace rato, pues en los últimos 7 partidos solo obtuvo la victoria sobre la tercera de Patriotas en la fecha 18, con 3 empates y 3 derrotas, lo que da 6 puntos de 21, sin contar el de anoche porque esto fue escrito antes, para una renta aproximada del 30 % que lo raja.

Es decir, el desplome ha sido grande, el equipo se vino a menos a la vista de todos como en las épocas del nefasto Eduardo Cruz, cuando cada ocho días se esperaba que se recuperara, o cuando a Pompilio Páez lo creyeron técnico, destrozando impunemente la quinta estrella.

Obviamente que a Santiago Escobar había que darle tiempo, pero los plazos se vencen, y la virtual eliminación invita a replantear su permanencia más allá de que tenga contrato largo, y a la satisfacción que al parecer genera su labor entre los dirigentes.

El detrimento patrimonial por la desvalorización de jugadores contratados como figuras, el desaprovechamiento de una nómina interesante, la ausencia de un patrón definido de juego, y esa curva decreciente de producción atentan contra el Sachi y sus colaboradores.

Al Once Caldas le falta protagonismo, nunca fue candidato de nadie, y así en números conserve la opción y le queden dos juegos en casa, los antecedentes desechan la ilusión porque en Palogrande solo le ganó a Millonarios de los semifinalistas, y eso cuando estaba en racha por la cuarta jornada de la fase regular.

Esa doble confrontación con Santa fe, demasiado fuerte y favorito a la corona, la visita al Cali, y el cierre ante los azules tampoco ayudan, y el presagio es negativo porque no se ve por dónde, y menos con un plantel que, creo, ha perdido autoestima y motivación.

Podrá argumentar el técnico, y seguramente será un bastión para su defensa, que no era su grupo y que se lo entregaron armado, lo que no es excusa porque hay una base respetable y competitiva para el medio, con la que terminó confundido y sin resultados.

¿Y la campaña?... Un espejismo porque después de la segunda fecha nunca estuvo por fuera de los ocho, y por el contrario varias veces arañó la posibilidad sin éxito de ser puntero, en aquellas tardes en las que se acrecentaron las deficiencias de manejo, y de categoría.

Hasta que llegó la cruda realidad del momento, manteniéndose arriba por los ahorros del comienzo, y gracias a la irregularidad de un campeonato que brinda alternativas y opciones para todos, y que se caracteriza en términos generales por su bajo nivel.

Una pena por el Sachi pero su trabajo no avala continuidad. El esfuerzo de Kenworth de la Montaña ha sido bastante significativo frente a un club que estaba quebrado, y los augurios de seguir así no variarán para el segundo campeonato.

Lo ideal sería conservar esta nómina que con dos o tres refuerzos, especialmente para el ataque, y bajo otros códigos y con matrices que potencien sus cualidades, debe aportar más, en un certamen en el que con poco se puede hacer mucho.

Y es que volver a arrancar tiene sus líos porque no hay de dónde echar mano en el mercado nacional, ni figuras jóvenes con quienes respaldar un proyecto, por lo que el timonazo hay que saberlo dar, y en el punto que corresponde.

P.D. Preguntó Arturo, un viejo sastre de Manizales que lleva 40 años en Bogotá con el escudo del Once Caldas pegado a su piel, que cómo es posible que se hayan traído las figuras del Pasto, y este haya hecho mejor campaña. Le contesté: ¿No será que también hizo falta traer al técnico?

Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com