Jorge Alberto Gutierrez


La frase aquella de que Manizales es una ciudad terminal con Arzobispo, que parece una ocurrencia digamos que de algún pereirano, fue realmente acuñada por manizaleños, especie de radiografía que pone en evidencia, una vez más, la vocación suicida que nos caracteriza.
La verdad es bien distinta, nos encontramos sin lugar a dudas, en uno de nuestros mejores momentos, la construcción de grandes obras de infraestructura emprendidas por el Gobierno Nacional como las Autopistas de la Montaña o de la "Prosperidad", que con la inminente puesta en marcha del Ferrocarril del Pacífico, tienen por encargo acercar los centros de producción localizados en el Valle de Aburrá al puerto de Buenaventura y de allí a los países de ultramar a su paso por Manizales, crean la oportunidad de un desarrollo industrial de gran calado y un puerto seco en el Kilómetro 41.
La mejora de la vía al Magdalena Medio que nos acerca a la Autopista del Sol y por ende a la Costa Atlántica y Bogotá, la localización privilegiada del Aeropuerto del Café en el municipio de Palestina, que abre la posibilidad de desarrollos agroindustriales para satisfacer la demanda que en este sentido tienen numerosos países, amén de otros proyectos como la navegabilidad por el río Magdalena y su puerto multimodal en La Dorada, son fortalezas inherentes a la localización geográfica del municipio.
La pertenencia al Eje Cafetero, equidistante de los centros de consumo más importantes del país: Bogotá, Cali y Medellín, y la posibilidad de consolidar la región Centro Sur del departamento, a partir de los proyectos en ejecución que atienden problemas comunes como el de la movilidad en el caso de la línea de cable aéreo Cámbulos-Villamaría, el de transporte aéreo con el Aeropuerto de Palestina, el Plan Vial de Caldas, la recuperación de la cuenca del río Chinchiná, entre muchos otros, un sinnúmero de oportunidades que deben ser atendidas si de verdad estamos decididos a hacer de Manizales un centro económico de vital importancia en el contexto de la nación.
Todas las realidades arriba citadas, que además desvirtúan con creces aquello de ciudad terminal, demandan eso sí, ahora que estamos en la empresa de revisión de largo plazo del Plan de Ordenamiento Territorial, que sean entendidas como el contexto macro de este trabajo, que se asuman como rectoras de la planeación territorial y se incorporen de manera irrestricta a los nuevos Planes de Desarrollo.
Para ello debemos superar el parroquialismo endémico que nos está asfixiando, ese jueguito de estar mirándonos el ombligo como si el nuestro fuese el centro del universo, especie de onanismo estéril por demás, que ha impedido confrontarnos y aprender del mundo en que vivimos, una autosuficiencia que más se parece a aquel axioma de la sabiduría popular: "La ignorancia es atrevida", que a una postura inteligente, negándonos la posibilidad de trabajar hombro a hombro con profesionales de otras latitudes o incluso de la misma pero con más experiencia, que nos permita competir en un mundo que cada vez se hace más global.
Luego de los devastadores incendios que asolaron la ciudad de los colonizadores en los años 25 y 26 del siglo pasado, los manizaleños de entonces acudieron a la sensibilidad de arquitectos italianos como Angelo Papio, Giancarlo Bonarda o el francés Julien Polty, a compañías constructoras extranjeras como la norteamericana Ullen para reconstruir la ciudad. Incluso para el diseño de la Catedral realizaron un concurso arquitectónico en la Academia de Bellas Artes de París, que debía erigirse como un icono de la modernidad que habían decidido asumir y su "altanería" estaba destinada a brillar en todo el"orbe terrarum"; Manizales pasó a ocupar un puesto privilegiado en el entorno nacional e internacionalmente a ser reconocida como una de las más modernas del continente, cables aéreos, bancos, teatros, hoteles, colonias extranjeras, aún hoy vivimos del rédito que nos legó aquel momento que se hará lejano si persistimos en huir de él.
El reto de hoy tiene su origen en el pasado, en las oportunidades inherentes a la localización del municipio y en el maravilloso patrimonio en el que nos encontramos inmersos, sea éste el natural: ser parte de un paisaje que la humanidad se ha reservado para sí por su inmensa riqueza ambiental, cultural y económica; el construido: la arquitectura republicana más importante de Colombia; o el intangible: una cultura que se ha propuesto hacer del Conocimiento su Motor de Desarrollo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015