Hace pocos días fue publicado a través de LA PATRIA, un cuadernillo con algunas de las cifras obtenidas entre el 2008 y el 2011, provenientes del programa Manizales Cómo Vamos, un excelente e imprescindible trabajo para el análisis. Los datos que corresponden a indicadores objetivos para diferenciarlos de los subjetivos, son una muestra de lo que está ocurriendo en la capital caldense y que seguramente las autoridades y directivos, con valores previamente conocidos, han tomado oportunamente las medidas para tratar de corregir las deficiencias que se presentaron y que quizá hoy mostrarían otras condiciones.

Los comprometidos en esta tarea, los sectores privado y académico, elaboraron más de 300 indicadores que denotan la vida manizaleña de los cuales enuncian 20 áreas de donde se recolectaron datos, entre los cuales se enuncian: salud, educación, ciencia, tecnología, justicia, cultura, deporte, vivienda, movilidad, espacio público y justicia.

Los datos numéricos dan lugar a diferentes interpretaciones. Los números del informe tienen algún tipo de explicación asociativa, como evidenciar una tendencia en palabras, igual a las gráficas y tablas mostradas, pero carecen de un análisis profundo que le permita a los ciudadanos entender la causa de los datos que se presentan. Es entendible que corresponde al municipio, la dirección de la transformación de los indicadores como resultado evidente de un cambio urgente en varios aspectos en el transcurrir diario de los manizaleños.

Las cifras presentadas comprometen en diferente grado a los ciudadanos y a otras instituciones. De tal manera que el cambio hacia un mejor estar de quienes habitan la capital caldense debe contar con todos los ciudadanos, ya sea en forma individual o colectiva, según sea el indicador.

Cada manizaleño no puede argumentar sólida y certeramente que el problema es un asunto exclusivo de otros, o único de diferentes entidades, distintas al municipio. Aquí es donde los gobernantes y los líderes de la sociedad deben asumir el papel que les corresponde en bien de los manizaleños que viven tanto en el medio citadino como en el rural.

Desde hace muchos años, la idea no es nueva, se han tratado de cambiar los indicadores de Manizales. Viajes, estudios, visitantes, promesas electorales y de funcionarios y aforos presupuestales, han sido aportados para el cambio, a veces con resultados buenos, unos mantenidos- otros no, y, en otras oportunidades con fracasos que han quedado en el olvido, persistiendo el problema a resolver.

Las cifras seleccionadas se pueden analizar sin que la experticia predomine. La población manizaleña de 390.084 habitantes no es una pirámide invertida, aún conserva una base amplia, no la más amplia como era hace 40 años. El cambio, como en todo el mundo, es la casi igualdad de géneros, a diferencia de antes en donde el hombre predominaba. Aún los niños son fundamentales en la vida manizaleña y ojalá por siempre.

Un indicador aterrador, que puede ser modificable casi de inmediato, es el relacionado con la mortalidad materna que subió en cuatro años el 500%. No hay derecho a que las mujeres de Manizales tengan esta probabilidad. Solo con una buena atención desde la preconcepción es posible la disminución radical, contando con la voluntad indeclinable de la madre. Los responsables, deben ser identificados.

Cifras que denotan el ruido en la ciudad, la desnutrición en niños a pesar de los esfuerzos, pueden ser corregidas con una decidida acción normativa y social.

Importante contar con tantos investigadores: ¿Cuál es la cantidad y calidad de sus productos?

La inmensa mayoría de los indicadores pueden ser modificados con la acción dirigida de los ciudadanos.

Nota 1. Hay que congratular a la Universidad de Caldas por la obtención de la nueva Acreditación de Alta Calidad, por 6 años, otorgada por el Ministerio de Educación. Un trabajo institucional de 70 años, liderado ahora por el rector Ricardo Gómez Giraldo.

Nota 2. Manizales, sigue siendo Ciudad Universitaria.

Nota 3. Otro fin de año sin Hospital o Clínica Universitaria. ¿Hasta cuándo?

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