Flavio Restrepo Gómez


Señor Alcalde de la Dorada,
Caldas
Erwin Arias Betancur
La labor que Usted ha venido realizando en este municipio ha sido ya reconocida en varias partes y premiada por algunas organizaciones. Eso está bien, muy bien, en un país en el que los políticos, con contadísimas excepciones, tan escasas, que son excéntrica raridad, la política se convirtió en un arte degradado a la condición de verdadero meretricio, en el cual están dispuestos a todo, para poder ganar dinero o enriquecerse ilegalmente, como en efecto lo han hecho muchos, que convirtieron el ejercicio de ese bello arte de la política en la más repugnante y sucia de todas las profesiones.
En efecto, las casas de citas políticas, en las que cambian humo por votos, prometen cosas que nunca cumplen y se entronizan en el poder para el superfluo y vano disfrute de una sensación de prepotencia, que los hace creer especie distinta a la que pertenecemos el resto de los mortales.
Nadie puede desconocer que usted fue escogido, como mejor alcalde por La red de periodismo nacional y Gacetas de Colombia entre 145 alcaldes de ciudades intermedias. Todo eso está muy bien en una ciudad intermedia, en la cual los políticos pueden darse el lujo de negociar capital votante y tener todavía la ilusión del voto amarrado a prebendas o amenazas.
Pero la función del habitante no es la de alabar al funcionario público, que fue nombrado exactamente para que construyera su trabajo de administración bien realizado. Esa es una obligación contractual moral, que usted tiene con sus verdaderos patronos, que no son otros que los ciudadanos de La Dorada.
La Dorada necesita un esfuerzo mayor de parte de toda la Administración Municipal para acabar de una vez por todas con prácticas que se volvieron costumbre, sin que nadie diga algo.
Vemos a diario la tala indiscriminada de los árboles de la ciudad, con la supuesta vigilancia de Corpocaldas, que evidentemente no vigila nada y da permiso para todo este arboricidio insensato que se ha cometido en el municipio. Es necesario Erwin, que usted en calidad de autoridad mayor de la ciudad, acabe de un solo tajo con esa práctica que acaba con la frondosa sombra de los árboles, para cambiarla por polisombras horrorosas, que hacen muy fea la ciudad.
Debe hacer algo su administración para no seguir viendo tanto anciano indigente tirado en las calles o recorriéndolas, para pedir limosna, porque no tuvieron afiliación a la seguridad social, esos que siempre trabajaron al amparo de la bonanza ganadera, que evidentemente benefició mucho a muy poquitos, pero no ayudó a sacar de la pobreza absoluta a sus jornaleros, que aquí no son pocos.
Es una obligación moral para con las personas de la tercera edad garantizarles un albergue digno, un ancianato, que no tenga las afugias que corre hoy, mitigada solo por la acción desinteresada de algunos ciudadanos, viéndose abocados en varias oportunidades al cierre, por falta de recursos, que garanticen la atención del anciano sin familia.
Los bomberos de la ciudad, cuerpo de voluntarios que dedican su vida a apagar los incendios de los otros, no pueden seguir en la indigencia institucional, porque el rubro presupuestal que se les asigna es insuficiente, con lo que no alcanzan a tener un salario digno, una dotación moderna y actualizada, en zona de tanto riesgo de incendio como lo es este municipio, con carros de bomberos que hacen parte de los coleccionables del paleolítico automovilístico, sin herramientas adecuadas de trabajo, sin ayudas externas y sin la colaboración de una ciudadanía, que no pocas veces, en oleadas de calor o en épocas en las que el Magdalena se desborda y hace estragos, siempre han estado prontos, listos y dispuestos para arriesgar sus vidas sin importar la hora, para salvar la de los otros. Cuánta gente les debe a los bomberos el pronto socorro en momentos de emergencia.
La Alcaldía está en mora de actualizarle los equipos a los bomberos, con instalaciones adecuadas, con carros de verdad, con estímulos a su eficiencia. Lo mismo hay que hacer con los equipos de Tránsito y Transporte, para que el trabajo de los guardas, no solo sea digno, sino efectivo.
No se justifica que Acción Social, en época preelectoral, con la intermediación de Gensa, en funciones que no le correspondían, pusieran a otros intermediarios, se gastaran estúpidamente una cantidad de dinero en la remodelación de un parque al que le cambiaron los árboles frondosos por frías losas de cemento, que reverberan durante el día, bajo la acción del sol canicular que abraza este municipio.
¿Por qué no hicieron nada para mejorar las instalaciones del Hospital San Félix, que no les es de sus afectos, sería porque no lo podían manejar políticamente desde sus grupúsculos de poder?
En fin señor Alcalde, la ciudad debe continuar siendo repensada, para que el bien común, sea más importante que el bienestar individual; para que el universo de la ciudadanía sea beneficiada, por encima de intereses particulares, tan dados a privilegiarse en este rincón del Magdalena Medio.
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