El 21 de noviembre de 2007 me aventuré en este mismo espacio a vaticinar ‘optimistamente’ que, a lo sumo, en un lapso de cuatro o cinco años la Nación podría entregar una edificación donde se aglutinara el sector judicial de Manizales, ello teniendo en cuenta el entonces debatido lugar de ubicación, los trámites financieros, contractuales, etc., que una obra pública de tal magnitud conllevaba.

El Estado colombiano a través de autoridades ministeriales y de la Sala Administrativa del Superior de la Judicatura, con la coordinación de las Direcciones Ejecutivas Nacional y Seccional de Administración Judicial y la interventoría de la Universidad Nacional de Colombia, le cumplieron con creces a Manizales al materializarle uno de los viejos anhelos de tener una sede acorde con la majestad y necesidades de la Justicia, dotándola de un reforzado y remodelado, ahora sí, con mayúsculas, ‘PALACIO’ Nacional, en el tiempo récord de algo más de tres años y medio contados desde su evacuación total.

La "primera piedra" de la renovada obra, entregada oficialmente por las autoridades administrativas superiores de la judicatura, la constituye la demanda formulada en acción popular el 5 de mayo de 2004 por el letrado Gabriel Darío Ríos Giraldo contra la Nación y el mismo Consejo de la Judicatura, quien solicitó el desalojo y reforzamiento de la edificación por el peligro que representaba para la seguridad de los servidores judiciales, usuarios del servicio de justicia y comunidad en general. Aunque la orden de evacuación se dio el 31 de enero de 2006, ésta se produjo por problemas de consecución de inmuebles, dos años después. La sentencia favorable al demandante expedida por el Juzgado 1º Administrativo de Manizales fue confirmada por el Tribunal Contencioso Administrativo de Caldas el 18 de junio de 2008, con las que se ordenó finalizar la evacuación del edificio, el cual debía ser reforzado según conceptos técnicos.

La propuesta del ejecutivo municipal de entonces para la construcción de una ciudadela judicial en la zona de renovación urbana del sector de San José, sucumbió en el órgano administrativo de la justicia ante la incertidumbre de materialización de las obras; o la demolición de aquella edificación para la construcción de una gran plaza con parqueaderos subterráneos, tampoco encontró eco ante la supuesta posición de la Contraloría General por el detrimento patrimonial que acarrearía su destrucción, adicionalmente porque la Universidad Nacional defendía también lo que ya era un ícono de ciudad, a lo que se agregaba la pauperización del sector, optándose finalmente por su reforzamiento y remodelación.

Con la inauguración de las nuevas obras del Palacio Nacional de Justicia "Fanny González Franco", Manizales cuenta ya con un bellísimo edificio que será de indudable orgullo para la ciudad, con unas cómodas y espaciosas áreas que acogerá a usuarios y comunidad en general, y que brindará a los servidores judiciales unos despachos adecuados con los más avanzados desarrollos tecnológicos apropiados para la delicada misión que les corresponde atender, acto protocolario que coincide con la puesta en marcha de los nuevos procedimientos orales en las áreas civil, laboral y contenciosa administrativa.

En 17 pisos, dos de ellos debajo del nivel de la emblemática carrera 23, dispuestos para más de 100 unidades de parqueo y un modernísimo auditorio con todas las ayudas que el mismo demanda, el nuevo Palacio Nacional se adorna por los cuatro lados de la manzana que ocupa, con una fachada de limpio y brillante mármol, así como de unas placas de vidrio dispuestas en el frente del inmueble que simbolizan la rectitud, pureza, pulcritud y transparencia a la justicia de Caldas, y desde el cual, con los mecanismos de protección judicial con que la Constitución y las leyes han dotado a las personas, que el mismo represente con el apoyo institucional que se requiera y la voluntad que siempre le asiste a los funcionarios judiciales, lo que la comunidad igualmente aspira: una justicia pronta.