Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Movidita la semana del Once Caldas con la renuncia del presidente, el jalón de orejas al Sachi Escobar, el enfrentamiento con Frontini, los discretos resultados, y el anuncio del mayor accionista en el sentido de que no patrocinará más si el equipo no es autosostenible.
Vamos por partes y empiezo por la última. Absurdo que una empresa haga una inversión como la que hizo Kenworth de la Montaña, y a los seis meses esté pregonando que se va, como si no supiera en que se metía, ni conociera la realidad del negocio.
Suena a rabieta de niño chiquito, o como un medio de presión, y por eso es bueno recordarles que recibieron un equipo quebrado, sin flujo de caja, con deudas millonarias, al que había que invertirle, y cuyas ganancias solo podrían establecerse en el tiempo.
Montar un plan estratégico que genere recursos para soportar los 700 millones mensuales es parte de la labor directiva, pero un ultimátum como el que se plantea poco ayuda al fortalecimiento institucional y por el contrario pone en riesgo la supervivencia del club.
Ahora, que se sientan solos es otra cosa, y ahí si duele la apatía de los empresarios caldenses, pues los 22 que atendieron la invitación formulada a 150, que entre otras ya estaban comprometidos, demuestra desinterés y falta de pertenencia por lo nuestro.
Solidaridad necesita este Once Caldas que encontró en manos extrañas la solución a un problema que lo llevaba a la desaparición, e increíble que no acudan para saber del esfuerzo que están realizando por recuperarlo y mantenerlo como emblema de Manizales.
El Once Caldas es una entidad privada, pero de la ciudad, que ofrece entretenimiento, y apoyar esas actividades es tarea de las autoridades locales, y aquí no se ha podido oficializar siquiera el patrocinio de la Licorera, pese a que hace un año en dialogo con este periodista, el Gobernador señaló que estaba dentro del presupuesto publicitario.
Y habló de una cifra de 2.500 millones que ahora el Gerente de Mercadeo, Rafael Guerrero, está empeñado en que sea solo de 580.  No dimensionan lo que representa el nombre en la camiseta para una industria afectada por las bajas ventas, y sus flojas administraciones.
Pero es sabido que los equipos de fútbol no solo viven de los patrocinios; la venta de jugadores, la televisión, el marketing, son también fuentes notables de ingresos, y van ligados a la gestión de sus orientadores, y para eso se tiene una Junta Directiva.
Lamento la posición porque genera una situación de pánico entre los hinchas, que ofrecen índices de crecimiento, al punto que se pasó de 12.000 a 14.700 el promedio de asistencia al Palogrande, y de 2.700 a 5.090 el número de abonados para ésta temporada.
Esas cifras indican que hay confianza en el proyecto, las manifestaciones de pesar por el retiro forzoso del presidente Óscar David Gómez igualmente lo ratifican, y las voces de gratitud hacia Kenworth de la Montaña son permanentes y constantes.
Exhorto a que no se desanimen, sigan en la lucha, a que los gobernantes se toquen -ya la Alcaldía con la exoneración de impuestos y el préstamo del estadio aporta algo- y a que el gobernador ayude y pase de las palabras a los hechos.
En asuntos deportivos si resulta inevitable que haya cuestionamientos, y más cuando la dirección en ese sentido no es confiable, por lo que el memo al Sachi es apenas normal, y obedece a las políticas de cualquier empresa con relación a su aparato productivo.
El Once Caldas lamentablemente no enamora, tiene una estructura débil pese a contar con jugadores para más, y la responsabilidad del técnico en ese sentido es grande, tanto que a esta hora es difícil garantizar la clasificación, lo que sería un golpe mortal para todos.
Invito a los hinchas a que esta tarde en el estadio, ojalá con un marco pleno, le hagan saber a Kenworth de la Montaña que su propósito está debidamente respaldado, y con un grito ensordecedor en favor del Once Caldas despierten a nuestros dormidos dirigentes.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com