Mario César Otálvaro


Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Conmovedor el entusiasmo que ha despertado entre los seguidores del Once Caldas la campaña "Ahora nos toca a nosotros", en una muestra más del sentido de pertenencia que ha adquirido la ciudad por el equipo.
La cifra de aficionados en el estadio, con un promedio por encima de los 14 mil por partido, teniendo 5 mil abonados, es motivo adicional para comprender que hay un sentimiento vivo, y que el Once Caldas le duele a su hinchada.
Ni siquiera las malas gestiones hicieron mella en ese amor por el Club, y de ahí que se responda al llamado del nuevo propietario para que se respalde este proyecto, que entre otras corresponde a una empresa privada, que ciertamente es de interés público.
Cuenta alguien allegado a la institución que empezando año Jaime Pineda dijo que el presupuesto del Once Caldas para 2013 era de 12 mil millones de pesos, y que los tenía virtualmente asegurados con $2.500 millones de la Licorera, derechos de televisión, taquillas, y otros esponsores vinculados con su firma como llantas Pirelli y Kumo, y que Kenworth de la Montaña pondría 5 mil millones, que traduciría en asuntos de publicidad.
Es decir, en enero tenía claro que los anunciantes eran de carácter nacional e internacional, sin la empresa local o regional, dando a entender en aquella ocasión, según la fuente, que Él sabía que en Caldas no iba a encontrar los alimentadores para el proceso que tenía previsto.
Adicionalmente sostuvo que la compra de un equipo de fútbol con nombre limpio y con marca era un negocio óptimo, por lo que sinceramente cuesta aceptar su posición actual, el ultimátum a junio, y la actitud mendicante de sus declaraciones.
Contradictorio, pero igual las manifestaciones de apoyo constituyen una muestra de aprecio por su vinculación con el equipo, instándolo a que monte un plan de mercadeo que le permita armar un cuadro productivo, y el posicionamiento de Kenworth de la Montaña en el fútbol a través del club pionero comercialmente en el mercado de Colombia.
Generar estrategias creativas, con expertos en el tema como Juan Carlos Murillo, por ejemplo, pensando en grande, y no con las ideas faraónicas ni arribistas sin sustento de los anteriores dueños sino con el sentido común y la sindéresis que tuvieron otros.
Las comparaciones son odiosas, pero necesarias cuando sirven de espejo, y aquí se recuerda que Jairo Quintero lideró etapas cargadas de aciertos en las que se acompasaron inversiones mesuradas, planteles respetables, resultados deportivos, y salud financiera.
El Once Caldas actual necesita gente con conocimientos y asesores confiables para establecer un estilo gerencial y administrativo que tenga como pivote el ampliar las fuentes de ingresos, y no quejas lastimeras, ni visiones parroquiales de un equipo barato.
Cuando Kenworth de la Montaña, adalid en el sector automotor se hizo a la mayoría accionaria, se pensaba que entraba a la escena dispuesta a poner al Once Caldas al lado de instituciones como Nacional, Millonarios o Junior, que han hecho de sus marcas un vehículo publicitario, eficiente y vendedor.
Tampoco se puede perder de vista que el Once Caldas, si bien tiene raíces en un sentimiento colectivo y social, es una entidad con ánimo de lucro que bien explotada tiene todo el potencial para fabricar riqueza.
Motivar el ánimo manizaleño y caldense, como lo han logrado en los últimos días es una idea interesante que debe arrojar dividendos, dejando claras lecciones de compromiso entre las partes, para que el accionista no tire la toalla, y el aficionado no afloje.
Con plata de la región se hizo lo que hasta ahora es el Once Caldas. Se espera entonces que la nueva dirigencia extienda los mercados para ampliar la cobertura y así, mejorar los ingresos y hacer una mejor empresa, autosostenible, rentable y competitiva.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com
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