Las utilidades de muchas de las instituciones financieras volvieron a ser muy altas, y así lo confirma el presidente del Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Angulo: “de no ser por el crudo, los negocios en Colombia estarían volando”. En efecto, este grupo obtuvo utilidades por más de 2,2 billones de pesos. A su turno, el Bancolombia obtuvo 2,5 billones de pesos de utilidades.
Los bancos siguen ganando plata, y en gran cantidad, lo cual es muy positivo para el fortalecimiento del servicio financiero, pero también implican en cierto modo costo para el sistema económico general a través de las tasas que cobran. Este es un pendiente que tiene el sistema financiero colombiano con los usuarios: rebajar los costos del financiamiento.
De otra parte, hay otro pendiente. Se trata de extender los servicios financieros a toda la población. Los temas de inclusión financiera son vitales y en Colombia no se ha hecho un esfuerzo profundo y mantenido para subir dramáticamente el tema de la bancarización. Insertar a los pobres en el sistema financiero es sinónimo de protegerlos del “gota gota” y de la usura. Insertar a los pobres implica dar un paso adelante en todo el tema de inclusión en el sistema económico, solo así logramos tener un sistema de alta legitimidad, porque integra a la mayor cantidad de personas. Pero la verdad es que el desarrollo de productos que respondan a las necesidades de estos ciudadanos no se da.
Los estudios sobre inclusión financiera lo han señalado: “Es evidente que el reto que tienen las entidades financieras está en conocer y entender las necesidades de la población objetivo, sus finanzas y el modo en el que las administran, con el propósito de diseñar productos adecuados para esta población, que les permitan no solo acceder al sistema financiero sino también generen relaciones de largo plazo en las que los individuos reconozcan un aliado en la búsqueda de su proyecto de vida, todo esto en el marco de una política de inclusión financiera sostenible”. Una banca cercana al ciudadano y que responda a sus necesidades.
Esos dos pendientes, rebaja en los costos para los usuarios del sistema financiero y el diseño de nuevos productos que lleven a la inclusión en el sistema, son tareas que los bancos deben hacer para bien del país y su competitividad.