Luis F. Gómez


El año 2017 será uno muy importante en la historia reciente del país, pues se consolidarán hechos claves para el futuro. Por una parte, el proceso de paz entra en la fase inicial de implementación y se espera que el iniciado con las Farc sea complementado con el del Eln, que ha estado insólitamente esquivo. De otra parte, se vigorizará la estructura fiscal de la nación con la entrada en vigencia de la reforma tributaria, este será un esfuerzo en el campo de los ingresos, falta hacer una revisión cuidadosa de los egresos del Estado, y muy particularmente la reducción del presupuesto militar para aumentar el de educación y salud. En el campo social es fundamental que reduzcamos la corrupción en la contratación pública, pues es un cáncer que se está dejando en manos privadas una buena parte de los recursos oficiales.
Tres fuerzas que pueden cambiar el horizonte del país. Un territorio en paz, sostenible fiscalmente y pulcro en el manejo de las finanzas públicas, mutaría sustancialmente el contexto de país. Si estas tres dinámicas se logran conjugar positivamente, el progreso económico y social será muy importante. Les cambiaría la vida a muchos colombianos. Esta posibilidad que tenemos en nuestras manos es crucial. Es un reto que debemos enfrentar como sociedad que quiere generar unas transformaciones rápidas y profundas.
Para que esas tres fuerzas puedan potenciarse es indispensable que haya, de una parte, una voluntad política de generosidad y tolerancia en el manejo de la implementación del proceso de paz. Hay que generar una confianza grande en los actores sociales de la reinserción para que el proceso pueda fluir con facilidad y para que los problemas y complicaciones que aparecerán seguramente, puedan ser sorteadas proactivamente.
De otra parte, la famosa expresión de “todos ponen” sí que es válida en materia tributaria. El esfuerzo será general para bienestar de la sanidad de las finanzas públicas y de la estabilidad de muchos de los programas sociales del Estado.
Finalmente, la dignidad ciudadana tiene que levantarse contra la corrupción, no se trata de unos zares contra la corrupción, sino de una disposición general de la sociedad. Solo así se podrá lograr erradicar de manera definitiva la corrupción. Con la colaboración de todos sin lugar a dudas se logrará, pues es triste en que al frente de los ojos de todos esté consolidándose día a día la corrupción en vez de disminuirse. Es triste, pero es una realidad. Freír públicamente a unos cuantos peces gordos de las redes de corrupción del país es necesario, pero nunca suficiente. Una cultura de pulcritud en el manejo de lo público es el único camino de largo plazo.
Así, pues buena parte del posible buen desempeño del país quedará en manos de todos. La construcción de una nueva Colombia pasa necesariamente por unos cambios profundos, que solo se podrán hacer si todos estamos remando en una misma dirección.
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