La cuaresma hay que verla como un tiempo muy propicio para recuperar vida. La cuaresma más que buscar culpables y culpas, es un tiempo para buscar soluciones. Para impulsar procesos donde la vida pueda germinar y fecundar la existencia de los hombres y mujeres.
La cuaresma es un momento para poder ver las heridas que tenemos en nuestro interior y comenzarlas a sanar. Para tomar conciencia de las esclavitudes en que estamos metidos y podernos liberar. Para reconocer allí donde hemos dejado replegar el corazón y poderlo abrir de nuevo a los demás. Para asumir las omisiones y comprometernos con autenticidad. Para que recojamos las mentiras y las sembremos en la verdad. Para romper los silencios cómplices y gritar contra la injusticia. Para ver los obstáculos que ponemos y así reconstruir puentes de relación. Para tomar conciencia de nuestras irresponsabilidades para asumir nuestras obligaciones...
Recuperar vida implica una apuesta profunda y radical por el hombre, por lo que es cada uno. Entraña, igualmente, asumir un horizonte de sentido para la existencia. Y fundamentalmente comporta tener una esperanza.
El proceso no solamente se vive en lo individual y personal, sino que también a nivel social y comunitario. El papa en la visita que realizó a México, señaló cómo, por más problemas que haya, hay esperanza: "La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza". Como sociedad, como país, como pueblo de Dios, se tiene una profunda responsabilidad para transformar la realidad, y hay que reconocer allí también las dinámicas que pueden engendrar la vida.
Recuperar vida es aceptar que todo puede ser mejor. Que ni la muerte, ni el dolor, ni la injusticia tienen la última palabra. Al contrario, que siempre hay la posibilidad para buscar el camino, para sanar y para construir lazos equitativos entre todos. Esta es la manera como Dios va actuando en los pueblos. Dios no se cansa de esperar, tiene toda la paciencia y generosidad para estar allí dispuesto para impulsar las nuevas dinámicas.
El proceso de cambio, de conversión, de recuperación de vida, es una oportunidad que siempre está allí, y entre más temprano nos acerquemos, más bien podremos hacer en nuestra existencia y seremos mucho más dignos y felices.