Luis F. Gómez


La encíclica del papa Francisco sobre la ecología integral lleva un poco más de dos años de promulgada y se ha convertido en el punto de encuentro de muchos interesados en la sostenibilidad de la vida en la tierra, tanto religiosos y no religiosos, como católicos y ateos. En efecto, ha sido una de las encíclicas de Doctrina Social de la Iglesia Católica que mayor impacto ha generado en la sociedad, recordemos cómo el mismo papa la dirigió a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
La Encíclica ha ayudado a que en la agenda mundial el tema de la ecología sea una verdadera prioridad. Los daños que se han infringido a la tierra son muy graves, muchos de ellos difícilmente reversibles. Y la Encíclica ha puesto de presente que es a través del diálogo que se deben pensar las decisiones y estrategias a seguir. Solo cuando los científicos, los líderes políticos y las comunidades se oigan mutuamente, se podrán llegar a acuerdos que ayuden a cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Una segunda cuestión que focaliza el papa es el problema de fondo: la utilización de energía proveniente de los fósiles. La energía que procede del petróleo debe ser sustituida por energías renovables y limpias. Este punto es crucial y no puede ser evitado. Hay que asumirlo con todas sus consecuencias. No se puede esperar que la solución del problema ecológico venga de paños de agua tibia, requiere de cambios profundos en nuestra forma de vivir. Los hábitos de los hombres deben cambiar. En particular los hábitos de consumo tendrán que ser diferentes.
Hay un tercer foco de interés en la Encíclica que es el lugar del hombre y de la técnica. Mirar el planeta girando alrededor del hombre, con una visión antropocentrista no puede continuar, el hombre es una pieza más, aunque muy importante, pero otra entre muchas que deben articularse. Y a su vez, la mirada tecnócrata ha hecho mucho daño al mundo, el efectivismo ha pasado por encima de lo humano y de la sostenibilidad. Ahora más que hay que preguntar por la responsabilidad con las generaciones futuras: ¿les estamos entregando un mundo sostenible?
Finalmente, un profundo diálogo entre ciencia y espiritualidad podrá permitir una mirada complementaria que no solo se fundamente en la visión de los científicos, sino que también podamos iluminar los datos con una relectura de sentido desde una espiritualidad.
Como lo afirmó el codirector del Banco de la República, Carlos Gustavo Cano: “La Encíclica Laudato sí tiene que tener las más profundas repercusiones, mucho más allá de los púlpitos”.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015