Luis F. Gómez


Me llamó mucho la atención una noticia sobre los ladrones de la tercera edad en Europa. Con casos bien curiosos ocurridos en Alemania y en el Reino Unido, los hechos parecerían que no son unos eventos puntuales, sino que hay algo que se ha ido anidando entre las personas mayores: participar en golpes criminales.
La banda que fue detenida en Londres muestra una composición de varias personas de más de 70 años y otros jubilados que tomaron parte de un gran robo de dinero y joyas en unas bóvedas blindadas. En efecto, según las estadísticas, en el Reino Unido la criminalidad de personas mayores ha crecido tres veces más que la delincuencia general. Por su parte, en Alemania fueron detenidos los miembros de una banda que hizo robos en 12 instituciones financieras por más de un millón de euros. Y los datos de la criminalidad de los abuelitos también van en ascenso en Corea del Sur, uno de los países que mayor crecimiento económico ha tenido en las últimas décadas. La descripción de los delincuentes de la tercera edad no es la misma, en algunos casos se trata de personas que estaban en hogares de protección y en otros, personas que tenían negocios propios. Así, la razón no fue siempre por necesidad económica.
Lo que sí han tenido estos países en común es la creatividad que ha suplido la falta de grandes habilidades. Jocosamente uno de los detenidos comentaba cómo por las limitaciones de edad, al momento de emprender la fuga, tuvieron que hacer muchas más escalas porque uno de los abuelos tenía que parar para "hacer pis". Un analista del Reino Unido señala que estos delincuentes mayores ponen al servicio de sus fechorías toda la experiencia y red de relaciones que han acumulado con sus años, que los termina protegiendo de las investigaciones criminales.
La delincuencia geriátrica plantea preguntas bien profundas sobre el espacio que la sociedad le está dejando a las personas mayores y a la estructura de valores que la sociedad ha ido destruyendo en todas las generaciones. Hay, pues, lo que podríamos llamar una ruptura antropológica bien compleja que hay que analizar. ¿Por qué unas personas maduras y que en muchos de los casos tienen sus necesidades básicas totalmente satisfechas deciden dedicarse a la delincuencia? Para un psicólogo el caso de la delincuencia europea de personas mayores se debe a que los ancianos son más resueltos y enfocados en el mejoramiento de sus condiciones de vida, igualmente señala que estas personas son mucho menos sumisas que el general de la población.
La desarticulación de la banda de los abuelos nos pone a pensar en las condiciones no solo socio-económicas de los miembros de la tercera edad, sino también de la importancia de darles a los mayores un espacio y rol en la sociedad donde sientan que pueden seguir aportándole. La famosa "edad dorada" de la vida parece que para muchos terminará detrás de unas rejas.
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