Los anuncios de posible racionamiento de energía por culpa del fenómeno del Niño han dejado de nuevo al descubierto la fragilidad del sistema energético del país. Al verano se le sumó el daño en la planta de la hidroeléctrica de Guatapé, que ocasiona que otras dos plantas no puedan recibir el agua suficiente para la generación, todo ello ha llevado a importar energía del Ecuador y a la exhortación del Ministerio de Minas y Energía invitando al ahorro del fluido.
Luego de la época de los grandes apagones en el gobierno del presidente Gaviria, en el país se han tomado muchas decisiones para asegurar el suministro de energía. Entre ellas la política de subsidio de las plantas termoeléctricas que ayudan a complementar al sistema de generación hidráulico. Igualmente se han puesto en marcha grandes hidroeléctricas, pero cada vez, por los impactos ambientales, será más difícil sacar adelante proyectos de este género. Por ello también se ha dado impulso a las microcentrales, y entregando parte de este negocio a particulares, controlando la interferencia de los grandes generadores. Los experimentos con energía solar no han sido tan exitosos económicamente, pero ambientalmente tienen su valor.
No obstante todos estos esfuerzos y otros, no se ha logrado asegurar el suministro energético para el país. Hoy contamos con la posibilidad de importar energía de Ecuador, que nos ayuda a regresarle su capacidad al sistema, pero no siempre será posible. Hay que repensar nuevamente nuevas estrategias para fortalecer el sistema energético.
Uno de los instrumentos más valiosos para asegurar el abastecimiento es que precisamente la demanda por energía no esté inflada con desperdicios. El llamado a ahorrar energía debe tener eco en la cotidianidad de todos los colombianos, no solamente se beneficia el sistema, sino el bolsillo de los usuarios. Y con ello colaboramos con el medio ambiente. Una cultura de la austeridad es sin lugar a dudas una oportunidad preciosa para que tomemos conciencia de un mayor cuidado de la naturaleza, gracias a colocarle límites al consumo.
Precisamente en el último concurso internacional de casas sostenibles que se llevó a cabo en el país a finales del año pasado, el Solar Decathlon, llevaba explícito ese mensaje. Una de las principales variables de premiación de las casas que concursaron era la eficiencia energética, que era medida al detalle en cada una. La cultura energética puede ser un aporte muy grande de todos los colombianos para asegurar la sostenibilidad de nuestra forma de vida.
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