Jorge Alberto Gutierrez


Cuando uno observa la proliferación de edificaciones en altura a lo largo de la Avenida Alberto Mendoza y ve que sus áreas aledañas, hasta hace poco destinadas a vivienda de baja densidad, están haciendo uso de una norma que les permite altos índices de construcción, comprende la saturación que se avecina, si no hacemos algo y rápido por redireccionar su desarrollo y obtener deseados estándares de habitabilidad, superando de paso los errores que hemos cometido tanto aquí como allá, embriagados quizás por la euforia de lo que llamamos progreso.
No son solo los trancones vehiculares que han empezado a generarse, es la ruptura con el paisaje circundante, la escasez de equipamientos y de espacio público efectivo que requiere la nueva población, debemos evitar que pase lo que ya pasó en Medellín, en el Poblado, que de pronto se dieron cuenta que no existían en largos tramos andenes para caminar, hoy difícilmente construibles, o un sistema de interconexiones entre el sinnúmero de edificios que parecieran tirados al azar, ni redes de servicios públicos suficientes para tanta gente, ni se había explorado la capacidad portante de la tierra. Se salvaron, y huelga decirlo, las exuberantes "cañadas" pobladas de vegetación y fauna silvestre que le imprimen un encanto de paraíso a aquel lugar.
Salvadas las proporciones nos pasó en San Cancio, un sector planeado para viviendas unifamiliares que se llenó de edificios de cuatro y cinco pisos, sin que se previera una integración inmobiliaria que permitiera al menos que en los garajes pudieran aparcarse cómodamente los carros que se multiplicaron por cinco, en el más tenue de los casos y simultáneamente, se exigiera la construcción equivalente de espacio público proporcionado a la nueva densidad, de tal manera que hoy este sector de la ciudad es conocido, técnicamente hablando, como un barrio "subnormal", por la carencia o la precariedad de atributos públicos.
El retiro de la vía de los edificios de la Avenida Alberto Mendoza según puede observarse, por ejemplo en la entrada al Bosque Popular, tiene el mismo tratamiento que el de la Avenida Santander o cualquier otra vía del área urbana, cuando las necesidades de fluidez, las condiciones de "antesala" a una carretera nacional y el carácter suburbano de la misma parecieran exigir otra cosa. Se requieren bahías de ingreso a los parqueaderos de estos edificios que no obstruyan las calzadas, amplios andenes para la población que se avecina y para la que se dirige a disfrutar del parque, que se desplaza hasta allí a pie o en bicicleta, arborización y amoblamiento urbano, y sobre todo que se planee la manera de preservar un diálogo público con el paisaje. Una ciudad cuando carece de estos atributos, o empieza a malgastarlos, como parece que está a punto de suceder, sin lugar a dudas, no es rentable.
La historia reciente de esta avenida está plagada de sobresaltos como el hecho insólito de omitir la planeación y construcción de un cuarto carril en toda su extensión, a pesar de ir en contravía del sentido común y del reclamo de la ciudadanía que se sintió indignada. Después en un acto de sensatez se resolvió el entuerto, pagando claro está el sobrecosto del error que elevó su valor de manera ostensible. Ahora se está sobrecargando de carros sin que exista una alternativa para evitar la congestión que sigue al acecho y la densidad y los equipamientos y los edificios al borde de las calzadas y el paisaje...
Definir el rumbo de la ciudad, más allá de mantenerle un estatus de "rentista de capital", es tarea urgente. Manizales cuenta con una serie de atributos debido a su ubicación de montaña, a su escala urbana, a su historia y a su patrimonio. Dilapidar este potencial pareciera una estupidez, con el agravante de que en el mediano plazo la calidad de vida, tantas veces ponderada, pueda irse al trasto, quedando solo el sopor del remordimiento de lo que pudo haber sido y no fue.
P.D.: Dice un amigo refiriéndose al artículo anterior "Entre ríos": "...Hablas varias veces de la quebrada Manizales y tenía entendido que esa es en Maltería. Siempre había creído que la que va a lo largo de la Avenida del Río, como bien dices que la conocemos, es o Minitas o la de Olivares..." El caballero tiene razón la que va a lo largo de la Avenida Kevin Ángel es la de Olivares, y la Manizales es en Maltería, excúsenme por favor.
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