Alejandro Samper


El anuncio de que la guerrilla de las Farc y el Gobierno Nacional llegaron a un acuerdo sobre la reparación de víctimas del conflicto armado, llenó de esperanzas a muchos colombianos que soñamos con un país en paz. Dicen los expertos que este punto del acuerdo de paz que se negocia en La Habana (Cuba) era fundamental, pues era el reconocimiento de la subversión de los daños que han causado. También que asumirán las consecuencias por lo hecho.
Las consecuencias, sin embargo, son las que dividieron a la opinión pública. Los guerrilleros, dicen, no pagarán sus crímenes de lesa humanidad con cárcel sino pintando casas, reparando oleoductos, sembrando árboles y demás cosas simbólicas. Además les abrieron la puerta para que entren a participar en política. Como dijo el ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, para que en vez de echar bala "echen carreta".
Entonces la situación pasa de castaño oscuro. Recordé la frase del fallecido escritor R.H. Moreno-Durán: “En este país la política es tan corrupta que corrompió hasta el narcotráfico”, y me entró un escalofrío. Tener a las Farc "echando carreta", que es como el ministro Cristo define su oficio, es un nuevo nivel de bajeza para la política nacional. Y un insulto a los colombianos, sobre todo a las víctimas de esta guerra que ya superó los 50 años y que según un reciente informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, ha tocado directamente al 15% de la población nacional.
El Congreso de la República es una de las instituciones más desprestigiadas del país, si no es la más. La mayoría de congresistas tienen fama de vagos, corruptos y descarados. De velar por sus intereses particulares por encima de los nacionales. De tener unos salarios extremadamente altos para lo poco que hacen. Legislan poco y cuando van al Senado o a la Cámara se la pasan "echando carreta".
Y la infección política en las Farc parece haber comenzado... Iván Márquez, número dos de esta guerrilla y uno de los negociadores en La Habana, le aseguró esta semana a la BBC de Londres que este grupo al margen de la ley "no tiene dinero" como para reparar a las víctimas. "No somos productores de coca ni tenemos laboratorios ni exportamos ni tenemos rutas. Esos son los carteles. (…) Esta no es una guerrilla que ha ejercido la rebelión para enriquecerse. Son otros los que se han enriquecido".
¿¡Cómo!?
Hace un año, la revista económica Forbes reportó que las Farc era el tercer grupo terrorista con mayores ingresos en el mundo, detrás de Hamas y el Estado Islámico. Según esta publicación, la guerrilla recibe anualmente 600 millones de dólares que provienen del narcotráfico, la minería ilegal y las extorsiones.
Por su parte, un informe del Ejército Nacional publicado por Noticias RCN en mayo de este año, asegura que los ingresos de las Farc por narcotráfico fueron de 1.7 billones de pesos el año pasado. Además, tienen el control de 47.785 hectáreas de hoja de coca. Y sobre las finanzas de los guerrilleros que están en Cuba negociando la paz, este documento dice que tienen unos ingresos de 27.500 millones de pesos al año.
"Con ese dinero que reciben las Farc anualmente, el Gobierno nacional construiría cerca de 30.000 viviendas gratis, o se alcanzarían a indemnizar por vía administrativa a 57.142 víctimas del conflicto armado, si cada una recibiera 21 millones de pesos por reparación", le dijo al periódico El Colombiano John Marulanda, consultor internacional en seguridad y defensa.
Escuchar a Iván Márquez, o a Jesús Santrich, el más cínico de los negociadores en La Habana, quien precisó que la guerrilla no tiene dinero para reparar a las víctimas, y que estas deberán recibir las indemnizaciones del Estado, me hizo recordar al expresidente del Senado, Juan Manuel Corzo. Este fue el bocazas que quiso revivir los subsidios de gasolina para los congresistas, pues con un sueldo de 25 millones de pesos "es imposible sostener dos carros y tener gasolina para ambos".
Quien diga que no quiere la paz es un imbécil, pero el costo al que la tenderemos será muy alto. No solo en lo político, sino en lo económico. Todos tendremos que sacar de nuestro bolsillo para reparar a las víctimas, sostener a los guerrilleros desmovilizados, y a los políticos que los acogerán para negociar las tierras que tiene las Farc en el sur y el oriente del país. Dice el presidente Juan Manuel Santos que con la paz habrá prosperidad, llegará la inversión y mejorarán los ingresos de todos los colombianos. Pura carreta.
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