Alejandro Samper


Al mediodía de ayer, mientras el magnate Donald Trump era investido como el 45 presidente de los Estados Unidos, alrededor de 4 mil empleados públicos debían entregar sus cartas de renuncia a sus cargos. Un acto protocolario cuando hay cambio de gobierno. Muchos de ellos regresarán a sus empleos; otros, sobre todo los que están en las secretarías, serán removidos y reemplazados.
En medio de toda esta avalancha de renuncias protocolarias están las de dos científicos de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA por sus siglas en inglés). Resulta que este organismo creado hace 17 años, y que maneja un presupuesto de 12 mil millones de dólares al año, es el encargado de cuidar el arsenal nuclear estadounidense. Y ayer, por primera vez en todo este tiempo, renunciarán sin saber si van a ser contratados o al menos a quién le delegarán la tarea de cuidar esas armas de destrucción masiva.
Se trata de Frank Klotz, director de la NNSA, y su segunda al mando, Madelyn Creedon, y según reportó el portal noticioso Gizmodo (que dio a conocer la información), no es claro su futuro. En los 17 años de funcionamiento, la NNSA ha cambiado cuatro veces de director y las transiciones han sido amigables e informadas con tiempo. Pero esta es la era Trump, la era de hablar mucho para enredar la piola.
Al reporte de Gizmodo le pidieron que fuese rectificado, pues al parecer los datos allí presentados no eran “precisos”. Por eso medios como Business Insider y el portal DefenseNews le han hecho seguimiento y entrevistado a fuentes, tanto de la NNSA como del equipo de Trump. Encontraron que en el reporte original hay imprecisiones, pero en algo sí concuerdan: Klotz y Creedon pasaron sus cartas de renuncia y en ningún momento el equipo de transición del nuevo mandatario se ha puesto en contacto con ellos. Algo que ambos medios califican de “hecho sin precedentes”.
Ayer, mientras el mundo veía a ese polémico magnate del peinado estrambótico y el bronceado artificial color zanahoria, por primera vez en la historia estadounidense, cerca de 7 mil 700 misiles nucleares quedaron sin vigilancia “probablemente por varias semanas, incluso meses, mientras el Senado se pone de acuerdo y elige nuevos directores”, dijo una fuente de la NNSA.
Lo anterior es solo una evidencia más de que Trump no sabe lo que está haciendo o en qué se metió. En los últimos meses hemos visto a este producto salido de un reality fomentar el odio racial y la xenofobia. Ser intolerante con lo diferente al punto de querer levantar un muro en la frontera con México. De explotar, cosificar y abusar de las mujeres. De ser grosero. De nepotismo. De burlarse de los discapacitados. De aceptar públicamente que evade impuestos y que así ha protegido su fortuna. De no creer en el cambio climático. De usar hackers rusos para sabotear la campaña de su rival Hillary Clinton. Ahora, de dejar descuidado su arsenal militar.
Seguramente en las próximas horas desmentirán los informes anteriores (si es que no aparece un nuevo escándalo que incluya prostitutas rusas y orina). Sin embargo, desde que apareció el documento por primera vez, el pasado 8 de enero, hay una frase de una de las fuentes de la NNSA que no ha pedido ser rectificada: “Cada vez más me hago a la idea de que estamos muy, pero muy jodidos”.
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