Cristóbal Trujillo Ramírez


En diferentes artículos de esta columna he manifestado el gran compromiso que encierra la función docente, y más que ella la vocación de maestro; cada día los que habitamos los cálidos espacios de la escuela tenemos la posibilidad de validar esta afirmación. Es notorio el requerimiento de los estudiantes por atención y afecto, hoy los niños y los jóvenes no exigen disciplinas ni saberes, ellos urgidos por sus angustias sicosociales y por sus orfandades familiares buscan ser atendidos, ser escuchados, ser amados por alguien que se les acerque a prodigarles algo de aliento que les permita seguir en esta tenaz competencia por la vida.
En este sentido son normales los reconocimientos que se hacen a colegios y a estudiantes por sus notorios desempeños en evaluaciones y mediciones académicas, y eso está bien, pero muy poco se indaga y muy poco se reconoce la labor del maestro cuando atiende asertiva y pasionalmente las angustias de los jóvenes y de los niños.
Por medio de esta anécdota quiero rendir un homenaje a todos aquellos maestros que además de proporcionarles a sus estudiantes saberes disciplinares, también los rodean de afecto y comprensión, y los acompañan no solo a ganar el año, sino también a ganar la vida. El profe Carlos compartía alegremente con sus estudiantes el saludo de inicio de clase, uno a uno se acercaban al notar su presencia y a recibir de él su cálido saludo. De repente, Yeni se desplaza hacia la ventana, rompe el vidrio y se para sobre la cornisa en amenaza inminente de lanzarse al vacío, todo el grupo observa estupefacto el fatídico intento y un silencio sepulcral se apodera del salón de clase. El profe Carlos, con un desplazamiento milimétrico casi imperceptible, avanza hacia ella con mirada fija, con voz amorosa y con su corazón en la mano: "Yeni, mi amor, no hagas eso, Yeni te vas a perder la oportunidad de ser feliz y me vas a mandar a mí para la cárcel; Yenicita yo no me merezco eso ¿verdad?, Yeni cuenta conmigo…". Esta súplica amorosa, ese sentimiento desgarrado, ese temor manifiesto y ese incondicional compromiso del cual eran testigos silenciosos todos sus compañeros, hicieron que la niña dirigiera una melancólica mirada a su profe, girara su cuerpo, fugaz instante que él no desaprovechó para asirla por la cintura y arrebatársela a las penumbras de la muerte.
Ahí dejo la anécdota que está basada en un acontecimiento de la vida real y que nos evidencia latentes realidades que gravitan el día a día de la escuela, y en consecuencia la labor cotidiana del maestro. El maestro trabaja con la desesperanza de los jóvenes, con todas sus angustias y tristezas, asume grandes riesgos porque tiene que dar cuenta de todo cuanto suceda con sus estudiantes, si este hecho hubiese terminado en tragedia, con seguridad el profe Carlos y el rector estarían hoy empapelados en los tribunales, o probablemente privados de su libertad, sencillamente porque para el ordenamiento jurídico de nuestro país el problema no es la tragedia familiar del joven, la causa no son tampoco las crisis sicosociales, la responsabilidad no recae en los diseños inequitativos de la sociedad, ni en la falta de efectiva asistencia especializada.
Pero lo que quiero resaltar es el papel del profe, su presencia real en la vida de sus estudiantes, su asertivo mensaje y su insondable pasión, que como lo narro en la anécdota, lograron resucitar la esperanza para una vida que ojalá encuentre en su camino muchos profes Carlos que la ayuden a ver con optimismo la otra cara del mundo, que es transitable y en el cual, a pesar de todo, es posible ser feliz. Seguro estoy que para todo el grupo que vivió estos momentos de pánico y drama, ésta ha sido una gran lección de vida… ésta ha sido la clase de su vida.
****
Comunicado oficial del Instituto Universitario sobre el accidente de tránsito que ocurrió el viernes 22 de mayo, a las 9:25 de la mañana:
A toda la comunidad Educativa y en general a todos los Manizaleños y Caldenses que tiene afectos por esta Institución me permito informarles que el día de hoy, un grupo de estudiantes del grado sexto acompañados por el profesor Francisco Becerra y la Practicante de la Universidad de Caldas Verónica Montes Jimenes, se desplazaban hacia el sector de Santagueda para desarrollar un trabajo de campo propio de área debidamente planificado dentro de la dinámica curricular aprobado desde la Coordinación Académica y la Rectoría, ya que en ambas dependencias se encuentra la guía de trabajo a desarrollar, los diferentes momentos del día, la póliza de seguros expedida por la Aseguradora Solidaria de Colombia y el permiso consentido por parte de los padres de familia de cada uno de los estudiantes. Como puede apreciarse, se han seguido rigurosamente todos los protocolos exigidos para este tipo de actividades y se aprueban institucionalmente por que los consideramos de gran valor pedagógico, ya que la educación debe trascender a las aulas del mundo. El IUC no autoriza ni paseos, ni excursiones, ni fiestas ya que estas están categóricamente prohibidas por la Ley, más no las salidas de estudio con propósitos pedagógicos.
Adicionalmente informamos que el accidente sucedido fue por el Sector dela CHEC y ante la afectación emocional de los niños, se tomó la decisión de regresarse al Colegio Donde uno a uno fueron entregados a sus padres de familia, gracias a Dios sin lesión alguna.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015