Pbro. Rubén Darío García


LA PATRIA | MANIZALES
“Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los más necesitados”. Esta Palabra llega a ser revolucionaria en la mentalidad de hoy. Vemos en el telón de fondo una concepción nueva de la vida y una experiencia muy particular en la expresión del amor: los que más merecen ser tenidos en cuenta son los que más necesitan. Contraria, esta actitud, a la que generalmente asumimos en la cotidianidad de la vida, ya que nos han formado dentro de una mentalidad empresarial y productiva en la cual el que más debe ser tenido en cuenta es aquel que más produce.
El Reino de Dios concibe la vida de las personas no en clave del hacer, sino en la del ser y la misión.
Las relaciones entre quienes desean vivir el Reino, contrario a los esquemas preformados, buscan la comunión y cada miembro vale porque forma parte del engranaje y es fundamental para el funcionamiento de todo el cuerpo.
La concepción meramente empresarial valora a las personas sólo si son útiles para contribuir a las ganancias. Si la persona se enferma, o llega a tener una dificultad grave en su familia y por lo mismo ya no produce, se menosprecia y hasta se le excluye. En las relaciones del Reino de Dios, si la persona se enferma, es la que más merece atención y si tiene un problema grave es la primera que recibe ayuda de los demás miembros de la comunidad.
La Iglesia, comunidad de creyentes en Cristo, está conformada por quienes hacen acontecer el Reino aquí y ahora.
Quienes viven con Jesús en medio están dispuestos a morir por los demás, dejando al lado, incluso, las ganancias personales. La persona que llega a amar así es feliz, porque cuanto realiza tiene sello de bendición y en toda circunstancia siente al Señor como su escudo, su roca. Es capaz de reconstruir desde las ruinas, así como el pueblo de Israel, al volver del exilio, comienza la reconstrucción del templo, todos unidos, en un mismo sentir con alegría porque “el Señor es su fuerza”.
Esta es la buena noticia; la palabra de aliento que necesitamos para reemprender el camino; para no bajar los brazos ante las dificultades; para vencer los miedos ante la tentación del fracaso; para salir de la cárcel en la que nos ha encerrado el desorden de nuestras pasiones; para devolvernos la vista, después de tanto tiempo de ceguera; para proclamar el tiempo de gracia que nos ha llegado en este año por la misericordia de Dios.
Hoy es domingo, día consagrado al Señor. Es tiempo favorable para compartir en familia, para gozar la vida que nos ha sido dada; es día de celebrar la Eucaristía; es por esto por lo que: “Vayan, coman buenas tajadas, beban vino dulce y envíen porciones a quienes no tienen… no estén tristes, no lloren, que el gozo del Señor sea hoy su fortaleza”.
Miembro del Equipo de Formadores en el
Seminario Mayor de Manizales
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"Esta es la buena noticia; la palabra de aliento que necesitamos para reemprender el camino”
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