Daniel Gómez Gaviria


La desigualdad del ingreso en Latinoamérica, y Colombia en particular, ha sido uno de los temas centrales de discusión desde que salió el vendedor libro del economista francés, Thomas Piketty. El libro sugiere la necesidad de impuestos al patrimonio globales coordinados por todos los gobiernos. La discusión se ha limitado al papel del sistema impositivo como mecanismo de redistribución del ingreso. Sin embargo, hay muchos otros instrumentos para reducir la desigualdad. Instrumentos que se enfocan en la generación de ingresos en lugar de su redistribución.
Uno de los aspectos destacables de la desigualdad en Colombia es su dimensión regional. Tenemos regiones relativamente ricas, con tejidos empresariales sólidos y una sana generación de empleo, y tenemos regiones pobres. Una manera de reducir la desigualdad es promoviendo el desarrollo regional como pilar para alcanzar la equidad. Esta meta requiere regionalización de la oferta de políticas públicas desde la nación y una buena articulación nación-región y público-privada.
El enfoque debe tener en su centro al empresario en todas sus etapas de formación de la empresa: desde su concepción e ideación, pasando por la creación, crecimiento, consolidación y maduración. En un mundo globalizado, la empresa en las regiones no debe limitarse a la posibilidad de vender en su región, o en el país. Debe mirar más allá y considerar desde sus inicios la posibilidad de internacionalización como instrumento de crecimiento.
La internacionalización no se limita a la posibilidad de exportar. Incluye la necesidad de importar insumos, tecnología y bienes de capital y buscar lo mejor a nivel mundial para dinamizar sus procesos productivos. También incluye la posibilidad de tener inversionistas extranjeros y de invertir en el exterior. Para lograr esta internacionalización debe haber no solo una visión de sector sino también una visión de cadenas de valor o encadenamientos productivos. Los encadenamientos regionales y aprovechamiento de clusters o aglomeraciones para aprovechar sinergias deben ser parte de la estrategia.
En este proceso, el gobierno nacional y los gobiernos locales juegan un rol fundamental. Deben garantizar estabilidad de reglas del juego, solucionar fallas de mercado, y proveer bienes públicos sectoriales. Además de esto, debe eliminar trámites engorrosos en cada eslabón de la cadena.
Dentro de la oferta institucional que promueve el crecimiento de las empresas en todas sus etapas está el programa iNNPulsa, iNNpulsa/mipymes, los programas de Rutas Competitivas, las líneas de crédito de Bancoldex, los esfuerzos de promoción de las exportaciones y de la internacionalización de Proexport, el trabajo del Programa de Transformación Productiva, y el trabajo de las Comisiones Regionales de Competitividad articulados en el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación. El reto es aprovechar esta oferta desde las regiones.
El desarrollo regional sostenible, impulsado desde las empresas y con la facilitación de políticas de productividad modernas, es un instrumento poderoso para reducir la desigualdad y contribuir a ese gran propósito nacional de la equidad.
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