Jorge Enrique Pava


Las noticias son alentadoras: Aerocafé vuelve a ser una realidad. Después del duro trasegar y el cúmulo de dificultades que se han presentado, el proyecto más importante de la región vuelve a tomar impulso, esta vez de la mano del presidente del Senado de la República, el senador Mauricio Lizcano.
El citado senador ha establecido el compromiso público con la sociedad caldense de empeñarse en sacar adelante esta importante obra, así sea en su primera etapa. Y teniendo en cuenta la importancia del cargo que ocupa y los permanentes y decisivos contactos que se desprenden de su oficio, muy seguramente va a lograr su cometido en beneficio de los caldenses que hemos esperado durante años a alguien que dé la pelea en contra de los enemigos acérrimos del proyecto.
Pero, ¿cuáles pueden ser esos enemigos? En primer lugar, los políticos, comerciantes e industriales risaraldenses para quienes el aeropuerto representa un peligro potencial por el desplazamiento del protagonismo que han detentado en los últimos años, y porque ese sería un nuevo foco de desarrollo que entraría a reemplazar el transporte de carga y pasajeros que hoy nos vemos obligados a utilizar vía Pereira. En segundo lugar, algunos sectores de la clase política caldense que, sumidos en su inoperancia, ineficiencia, improductividad e indiferencia, no han tenido las garras suficientes para luchar por el proyecto y hoy se sienten desplazados, ignorados y hasta agredidos porque resultó, por fin, quien encare el Aeropuerto con posibilidades de sacarlo adelante. Y, en tercer lugar, quienes se lucraron durante lustros del proyecto y se enriquecieron a sus expensas y ya no tienen ni representatividad, ni autoridad, ni credibilidad para reclamar su manejo, y ven con ojos celosos que serán otros protagonistas quienes lograrán sacarlo adelante.
A los enemigos de Risaralda se les puede entender su lucha regional y sus esfuerzos por defender la supremacía que hoy ostentan. Pero a los otros enemigos, es decir, a los ineficientes políticos caldenses y a los inescrupulosos e inoperantes seudolíderes que manejaron el proyecto durante años, creo que llegó la hora de pasarles la cuenta de cobro. Arturo Yepes, por ejemplo, se declara enemigo público de Aerocafé y dice con desparpajo que debemos abandonarlo y adherirnos a regiones vecinas. ¡Habrase visto tal despropósito en un hombre que le debe todo a Caldas y que ocupa, en su nombre, la representación en el Congreso! Pero no muy lejos están los demás congresistas que guardan silencio y se resignan a que el Gobierno Nacional nos desconozca como región a la que hay que devolverle parte de sus aportes cafeteros en el desarrollo de infraestructura. Y a la clase dirigente y gremial que se anquilosó en agrupaciones con mucho renombre y pocos resultados, algún día habrá que llamarlos a relación para que respondan por el atraso en el tiempo al que nos sometieron, por la pérdida de oportunidades y por el derroche de dineros que fueron a parar a sus bolsillos personales.
En diferentes oportunidades he expresado mis hondas diferencias con el senador Mauricio Lizcano y, pese a ello, manejamos unas relaciones cordiales y respetuosas. Pero, a todo señor, todo honor y repito: la lucha que encabeza para exigirle al Gobierno Nacional que disponga de recursos para desarrollar Aerocafé, merece nuestro reconocimiento y nuestra gratitud. Hoy los políticos de todos los partidos, el alcalde, el gobernador, los gremios y la sociedad en general deben rodear este propósito para que no sean solo un congresista y el ministro de transporte, Jorge Eduardo Rojas, quienes luchan por nuestro desarrollo, sino el peso de toda una región que exige ser tenida en cuenta con mayor holgura dentro del presupuesto de la Nación. Y que no se materialice la inquina política de un sector que, ante su inoperancia, se siente desplazado y torpedea a Aerocafé porque representa un riesgo electoral. Esas serían actitudes mezquinas que tendríamos que develar y cobrar en el único escenario en el que el pueblo manda realmente: las urnas.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015