Jorge Enrique Pava


Demasiado interesantes los planteamientos hechos en el editorial del diario LA PATRIA el día de ayer, sobre la extralimitación constitucional contemplada en la resolución 1733 de 2016 del CNE, en la cual se dictan algunas disposiciones relacionadas con la reglamentación al plebiscito por la paz, y con la información que se publique en los medios de comunicación.
Dice textualmente: “El CNE también va más allá de sus competencias constitucionales al pretender regular el pluralismo, veracidad, equilibrio informativo e imparcialidad en el cubrimiento de las campañas, y al pretender obligar a los medios de comunicación a reportar semanalmente la cantidad de información, como número de espacios y tiempos, dedicada a la divulgación de los argumentos del Sí y del No. Esto además de ir en contra de la autonomía de la prensa, deja el mal sabor de un paso hacia la censura, lo cual choca con los más mínimos principios democráticos.”. Y continúa: “Para colmo, en esa resolución el CNE habla de medidas cautelares para los medios que no se acojan a las mediciones establecidas por ese organismo, llegando incluso a abrogarse (sic) la potestad de ordenar la rectificación de una información que sea considerada por ellos supuestamente equivocada.”.
¿Hasta dónde hemos llegado? ¡Qué horror! La censura y la limitación de la libertad de prensa son los primeros pasos de las dictaduras. Y los gobiernos dictatoriales y despóticos se ven obligados a recurrir a ellas cuando sus argumentos, sus explicaciones, su validez, su prestigio y su transparencia carecen de defensa. Porque al silenciar a la prensa o al limitarla para que se exprese libremente, los gobiernos débiles están garantizando mantener al pueblo engañado y sujeto solo a una versión de los acontecimientos: su versión. Porque con el silencio de la prensa se silencia la oposición y se tiende una cortina de humo bajo la cual se destruyen las sociedades, se aniquilan las libertades, se coartan las voluntades y se manipulan los criterios. Una cortina de humo que, cuando pasa o se devela, siempre deja al descubierto ruinas, miseria, pobreza, muerte y destrucción.
Lo preocupante ahora es que la gran mayoría de los comunicadores y periodistas están ensimismados atendiendo dádivas, recibiendo mermelada, cubriendo lo superfluo y satanizando a los opositores del gobierno, y no se están dando cuenta del atropello al que están siendo sometidos. No han visto que les están limitando su ejercicio y que, ante sus ojos, les están violando los derechos. No se dan cuenta de que ese pan que hoy reciben será hambre de mañana; porque cuando despierten de ese letargo se encontrarán con un país arrodillado, donde los medios tendrán que estar sometidos a los designios, las decisiones y la voluntad del gobierno y entonces el periodismo habrá perdido su espacio. Y seguramente será tarde para reaccionar, porque ya no habrá dónde ejercerlo. ¡Qué tristeza!
Esta es otra de mis razones para votar por el No en el plebiscito: porque el gobierno está acudiendo a todas las violaciones, los atropellos, las artimañas y las aberraciones posibles para asegurarse el triunfo, sin importar el irrespeto al que somete a millones de colombianos. Porque además de llegar a las urnas en situación de desventaja ante las amenazas de las armas y el exceso de mermelada, la campaña se desarrollará bajo las limitantes dictatoriales a la prensa libre; porque mientras nos dicen que tenemos derecho a la información veraz y plural, el gobierno le cercena a los medios las posibilidades de obrar e informar con objetividad, imparcialidad y libertad.
¡Ojo, señores periodistas y comunicadores! Se supone que ustedes se encuentran organizados en agremiaciones que buscan la defensa del ejercicio profesional. Pues es hora de reaccionar ante semejante andanada del gobierno para coartar sus libertades; es hora de dejar la pasividad y la pusilanimidad. Es hora de defender la prensa como pilar fundamental de la democracia. De no hacerlo ya, serán inútiles las lágrimas que derramen mañana.
Kofi Annan decía: “Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Hoy el Gobierno Santos-Farc está acabando con la libertad, la independencia y la pluralidad de la prensa. El siguiente paso es acabar con la democracia. ¡Voto No!
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