Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
Una película donde no hay lugar a evadir lo que se muestra. Nos arrastra hacia nuestros sentidos más precarios y gregarios. Abusa de nuestra humanidad y nos pone de frente al hecho instintivo de la constitución de los seres, esa que nos plantea una incógnita y no sabemos cómo resolverla ¿somos por naturaleza violentos?, desde luego que las respuestas abundan y las posibilidades son diversas. El contrato social de ese filósofo demócrata Rosseau, quien en su escrito educativo de Emilio dice que “El hombre es bueno por naturaleza”, de ahí su posibilidad de enfrentar cualquier circunstancia socio-cultural. No obstante, nos inquieta la parte violenta, donde mucho es de la estructura de la sociedad.
Relatos salvajes es una película para no estar dispuesto a complacencias. Nos arrincona, saca a flote un sentimiento de culpa y otro de avalar hechos de reacción extrema. Parecemos una olla pitadora presta a explotar, haber contenido dolencias, maltratos, el impedir dejar a un lado el coraje, participar más de la emocionalidad que de la razón. En fin, los relatos son salvajes porque nos muestran como personas de otro mundo, ese donde inauguramos unos yoes hasta macabros, la cara fuerte y agresiva del sujeto. ¿Qué hace que reaccionemos con violencia frente a otros sujetos o hechos? Y la película nos muestra el cúmulo, aquella gota que rebasa la copa, y no hay manera de contenerla.
Somos salvajes, tenemos muy adherido lo reptiles. Aún actuamos como una especie selectiva, defensora del territorio y los instintos fluyen como cualquier modo de drenaje, por algún flujo se han de explorar. La venganza, los odios, la irritación, la corrupción, el odio y el amor, la poca capacidad de ser comprendidos, pero sobre todo las condiciones, son el termómetro en el que reconocemos qué puede explotar. Existen violencias, y la estructural ha engendrado monstruos, personas sin límites a cometer actos que no tienen botón de apagado.
Si uno la ve con suspicacia, entonces apenas llegan las secuelas, eso que el cien nos permite: una manipulación de las emociones. Nos invade el miedo, la desazón cunde, la esperanza se ahorca, el escepticismo campea y de inmediato pensamos: así somos: salvajes, violentos, no escatimamos nada. Pero no, el otro lado de la película es pedagógico; nos comunica desde un flanco fuerte, nos sacude y nos permite ver los puntos que desencadenan lo animalesco. Es decir, vemos también lo que no se muestra y funciona para chocar, como un latigazo a la moral y las costumbres. Los relatos nos ponen la sangra fría. La mente caliente, los sentidos alertas y el pensamiento apenas digiere con cierta dificultad lo que nos cuentan. Es una narración muy bien lograda, cada cabo no está suelto sino que se alinea para crear un efecto. Quedamos pasmados, sin aliento, y muchas inquietudes nos van surgiendo, es una cascada, una borrasca, que va subiendo de nivel hasta reventarnos.
Llega el hastío, nos queda la desgracia. La sociedad produce enfermos, que no tienen ningún síntoma para ser detectados, solo se encuentran ahí y de repente actúan. Ver una película tan fuerte, que no ofrece aditivos, sino que va a lo medular, es una dosis energética de emociones. Muchos que la han apreciado se ven obligados a hablar, dudan de lo visto, sospechan de lo real o verosímil de cada historia. ¿Alguien puede vengarse de todos los que lo han estigmatizado y reunirlos a cada uno y luego pilotear un avión y estrellarlo?, ¿puede una mujer humillada asesinar al otro por no soportar la burla?, ¿un ingeniero que maneja explosivos podrá volar el establecimiento si no le ponen cuidado a sus reclamos?, ¿Pueden dos personas que se han violentado con saciedad terminar abrazados en medio de la calcinación?, ¿una mujer en plena boda ha de sacar su lado reprimido y volar cualquier precepto de moralidad?. Esas incógnitas nos revelan el sótano de lo humano, allá donde acumulamos la basura que nos rodea y que quizás quiere ser vaciada.
Relatos salvajes, no apta para complacientes. Una excelente película donde el ánimo se ve afectado, la idea de racionalidad no tiene cabida, y una serie de incertidumbres van juntándose para que tengamos que buscar a otros y conversar sobre lo narrado. Esa pedagogía comunicativa de la fuerza de un relato agresivo, no pasa desapercibido y logra su cometido ¿somos violentos por naturaleza o es el sistema el que nos convirtió en monstruos?
Ficha técnica
Año: 2014
País: Argentina
Duración: 119 minutos
Dirección y guion: Damián Szifrón
Música: Gustavo Santaolalla
Fotografía: Javier Juliá
Actores: Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas, Óscar Martínez, Julieta Zylberberg, Rita Cortese, María Onetto, Osmar Núñez, Nancy Dupláa, María Marull, Germán de Silva, Marcelo Pozzi, Diego Gentile, Alan Daicz, Liliana Weimer, Claudio Delan, Lucila Mangone, Federico Liss, Walter Donado, Diego Velásquez, Margarita Molfino, César Bordón, Mónica Villa y Juan Santiago Linari.
Productora: Coproducción Argentina-España; Corner Producciones / Kramer & Sigman Films / El Deseo / Telefé / ICAA / Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)
Género: Drama. Comedia | Comedia negra. Película de episodios
Página web: http://www.relatos-salvajes.com/
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