Lumièradas

John.giraldo.herrera@gmail.com

En un tiempo salirse del camino significaba recibir un castigo y el incumplir algunas normas establecidas. Los tiempos cambian, las normas y las percepciones también. De modo que mientras a Caperucita la condenaron, a Nemo y a Dory, dos personajes emblemáticos del cine, les propició un gran aprendizaje y la fortuna de ampliar sus horizontes de sentido. Salir como Don Quijote o como Nemo auguró una riqueza, desde luego, llena de riesgos e incertidumbres y de duras batallas, pero con la importancia de moverse como una condición vital. La película que continúa con esa hazaña, luego de esa empresa tan venturosa y disparatada de atravesar el océano, no solo incrementa la osadía, sino que ofrece unas perspectivas novedosas. Si Funes, el memorioso personaje de Borges, lo recordaba todo, por el contrario Dory no memoriza nada y con esta suerte se expone a recorrer su pasado en busca de sus familiares.

La pérdida de la memoria en esta película implica la despreocupación por lo que viene y por lo que será. Dory al sufrir de desmemoria a corto plazo, se enfoca en el presente. La vimos eso sí muy decidida, resuelta y al parecer sabe muy bien qué hacer en el ahora, y tuvo un papel clave en la búsqueda de Nemo al acompañar al papá payaso, es ella en esta película la que requiere un apoyo para emprender su rastreo, ya que un chispazo la conecta con la necesidad del afecto familiar, de modo que no quiere olvidarse de todo y contar con lo memorable como un valor. Así que deja a un lado lo inmediato y se extiende, la película entonces es un bello poema por encontrar las pistas que nos unen a fuerzas superiores.

Además de divertida y llena de improntas por los recovecos del camino, Dory nos devuelve la emoción de lo primario y básico: contar con unos propósitos y no dejarlos a un lado, sino perseguirlos, incluso, padeciendo de no saber muy bien qué es y cómo buscar lo que tuvimos y queremos conservar. 13 años de espera desde que Nemo sembró unas lecciones sobre la relación padre e hijo, como también las de la exploración y el respaldo de otras especies por mantener unidos a dos seres queridos. De nuevo, nos encontramos con personajes solidarios, dispuestos a entregar lo suyo. Dory se devuelve en sí misma y reconstruye una serie de principios, lo fundamental que resulta lo que papá y mamá dicen para sobrevivir, y lo irá manejando hasta lograr su cometido. Una de sus frases que la impulsa es: "Si la vida te derrota ¿qué hay que hacer? Nadaremos, nadaremos, nadaremos", es decir, no habrá lugar para ser espectadores, sino para pasar al lado de quienes forjan su camino.

Quienes caminan y van deleitándose con el andar, coincidirán con un precepto que guía a Dory: "Nunca tuve un plan, las mejores cosas pasan por el azar", por consiguiente, quienes levantan los pies van encontrándose en ese recorrido y sorteando el camino. No importa la pérdida ni el haberse salido, seguir aleteando en el mar o no desfallecer serán principios para conquistar o abandonar las rutinas, darle crédito a las esperanzas, o tener una aventura y osadía que motive el respirar. De igual modo Dory la cautivadora y a veces quien hostiga, enseña que no se debe meter uno donde no haya quien ayude.

Buscando a Dory nos eleva y regocija, nos enternece y motiva. Que carajos extraviarnos, si por estar tan encontrados, el miedo se ha incubado, los límites nos han impedido perspectivas, y la vida se va encerrando. Cada experiencia nos forja, nos alimenta en potenciar los sueños. Disfrute este comodín de Pixar y hasta con el propio cortometraje al inicio obtendrá una renovación de sus sensibilidades.

Ficha técnica

Año: 2016

País: Estados Unidos

Duración: 113 minutos

Directores: Andrew Stanton y Angus MacLane

Guion: Victoria Strouse (Personajes: Andrew Stanton)guionec

Música: Thomas Newman

Fotografía: Jeremy Lazky

Productora: Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures

Género: Animación. Aventuras | Aventuras marinas. Secuela. Pixar

Página web: http://movies.disney.com/finding-dory