Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Una medida política bastante buena, válida para incentivar la presencia de hinchas en el estadio, fue la que tomó la directiva del Once Caldas con la ‘rebajona´ de precios en los abonos para la temporada, dejando sin disculpas a los amantes de este deporte.
Al valor que quedaron los boletos comprados en paquete para el segundo semestre, el propósito de meter 25 mil acompañantes por fecha no está lejano, lo que supone una arremetida fuerte en el afán de cautivar seguidores y hacer espectáculo con bonito marco.
9 juegos de liga y 5 de copa Postobon por 100 mil pesos en palco VIP es un regalo, pues cada tiquete estaría por los 7 mil, o imagínense partido por menos de 3 mil, que sería lo que se cubriría si se paga el abono de 33 mil pesos para las tribunas populares norte y sur.
La verdad no entiendo, ni cuando lo propuso el Medellín como fórmula novedosa, pues es un plan de mercadeo que asegura ingresos de entrada, pero contraproducente si hay una campaña exitosa porque limita los recaudos en días claves del torneo, y en los clásicos.
Lo han vendido como franja de motivación para el público por la conmemoración de los 10 años del título de la Libertadores, y ni modo de negarse a ello, pues se supone que la puesta en práctica obedece a un juicioso estudio de conveniencia económica para la institución.
Y a papaya servida, papaya comida, y ese ‘gangazo’ hay que aprovecharlo, por lo que instamos a los fanáticos del Once Caldas a adquirir sus entradas para que en un frente común traten de hacer efectiva la ambición de retornar a un torneo internacional.
Lo que si preocupa es la inactividad por los refuerzos, se habla mucho de otras cosas, el técnico Torres da la sensación de estar acomodado al cicatero sentir de sus patrones, no exige, y es como si no se dieran cuenta de que con la nómina existente aspirar a una final es utopía.
El entrenador no puede ser un títere, es quien pone la cabeza en juego, y su credibilidad y respeto tienen que estar por encima del grado de complacencia hacia sus jefes. Sabemos de su trabajo, pero con un plantel grande acerca la meta, y la intención real de ganar.
Flabio: sí hacen falta delanteros, y hombres para otros puestos, y pensar solo en extranjeros, que en su mayoría son un tiro al aire, no parece el camino para fortalecer esa idea de que el seguidor blanco vaya al estadio convencido de que tiene equipo para pelear campeonato.
Hay tiempo para que reflexione y pida lo que necesita, sin cuidar tanto los intereses del dueño, y sobre nombres que verdaderamente generen una revolución importante al completar una década de la más grande felicidad vivida en esta plaza producto de gente osada.
Se ha planteado también con motivo de la emotiva celebración que tendrá la Copa obtenida el 1 de julio de 2004, fecha inolvidable y única, la instalación del museo que tantas veces hemos propuesto desde estas líneas y que permitirá mantener intacta la historia del club.
Ese sueño de revivir en cada objeto, camiseta, balón, fotografía o trofeo, las jornadas gloriosas del Once Caldas a través de los años, por fin será realidad, y sin duda el sitio se convertirá en punto de encuentro para vecinos y foráneos.
Sobre la reestructuración económica cierto lo que dice el presidente Castañeda, quien la califica como un mensaje de tranquilidad luego de los inconvenientes pasados que tuvieron a la corporación deportiva al borde de la desaparición. Pero ahí no se pueden quedar.
Grandes ideas todas, sin olvidar que la esencia del negocio está en armar un buen plantel, aquí hay plaza e hinchada, el fútbol es rentable si se administra correctamente, y las buenas inversiones a largo plazo ofrecen recuperación. Manos a la obra.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com