Mario César Otálvaro

LA PATRIA | Bogotá

Después del bochorno, de restar créditos, y de someterse a una sanción de la que difícilmente se logrará rebaja por la gravedad de los hechos, el técnico Javier Torrente presentará hoy un nuevo examen con el Once Caldas en la plaza más importante del país.

Apenas van dos fechas, y no se debería exigir, pero fueron sus actitudes matonescas, su irracional comportamiento, y su intemperancia, las que precipitan esta rendición tempranera de cuentas, pues cada una de sus actuaciones será mirada con lupa.

Es decir, muy rápido se puso en el ojo del huracán, predispuso particularmente a la prensa nacional que ahora lo tratará con dureza recordándole en cada mal paso ese episodio, y forzándolo a presentaciones dignas para tratar de recomponer.

En las declaraciones posteriores, que hubiesen sido sabias con solo ofrecer disculpas, se ratificó en la injusticia de su expulsión, lo que también es discutible porque fue obsesivo en sus reclamos desde el arranque, y ya había sido advertido por el juez.

Mal comienzo frente a tanta expectativa favorable, alimentada inclusive por comentarios positivos en el juego ante el Medellín, cuando algunos se apresuraron en elogios respecto a la propuesta del Once Caldas, sin la prudencia que demanda en el tiempo un nuevo trabajo.

Luego frente al Junior, seguridad en el fondo, transiciones ajustadas, y hasta arribos, sin la profundidad que sabemos es un problema genérico, con un hombre menos, neutralizando a un rival que no tuvo como definir, y un empate aceptado por las circunstancias.

Confiando en que la idea no sea tener un equipo de guapos, al que más pegue, ni marrullero, que fue la sensación que transmitió ese domingo, no sé si contagiados por la bronca desde el banco, o porque corresponda a la estrategia del entrenador.

Cuadrado desencajado, insultando, reclamándole todo al árbitro, Piedrahíta en lo mismo, otros tirándose para ganar tiempo, lo que no debe ser el camino correcto, y ojalá haya sido producto de una infortunada tarde, y no parte del plan funcional de Torrente.

No olvidemos que por aquí anduvo Juan Carlos Osorio, quien privilegia el juego limpio y las prácticas sanas dentro del deporte, que es lo que encaja para el público caldense que debe rechazar esas mañas vistas ante Junior, y que dejaron mal parado al estratega local.

En lo personal sigo creyendo que al argentino se le tiene que evaluar más allá de que haya sido asistente de Marcelo Bielsa (Pompilio Páez siempre estuvo con Osorio) y en ese sentido tiene avales en sus resultados con Cerro Porteño y Libertad en el fútbol paraguayo.

Se equivocó, y tendrá que enmendar, y quedó señalado, aunque tardará en volver al campo, lo que igualmente supone cierto traumatismo, motivo más de castigo por una pataleta fea, deplorable, y de trogloditas, que le debió dejar un torrente de enseñanzas.

Sobre el intolerante uruguayo Hernán Menosse, una vergüenza su reacción, agravada por la delicada lesión del defensor Correa del Junior, así parezca exagerada, causando daño en lo deportivo a una institución que hizo elevada inversión por hacerse a sus servicios.

Total, sin este defensor, y con 11 merecidas bajas del semestre anterior, el Once Caldas buscará luchar el campeonato pagando precio a la falta de ambición al momento de armar el plantel, protagonizada por una directiva conformista y consecuente.

P.D. Estaremos en El Campín viendo el juego frente a un Millonarios que sufre de lo mismo, pues sus brillantes manejadores cambiaron al artillero Fernando Uribe por los ‘reconocidos goleadores’ Michael Rangel y Sergio Romero.

Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com

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